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El Caminante

Me equivoqué conmigo

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Fernando Araújo Vélez
05 de junio de 2021 - 09:54 p. m.
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Ayer cantaba “Me equivoqué contigo”, como aquella ranchera de José Alfredo Jiménez, aunque visto bien, al final no me quedó otra que decirle gracias a la vida o a quien fuera por tantas equivocaciones. Gracias por el error, por la derrota. Incluso, por las mentiras. Gracias por el vacío en el que quedé, porque de allí, del vacío y la nada, no tuve más remedio que salir. O salía o me quedaba para siempre ahí, sin que importara mucho si el mundo era injusto, si no era como yo quería o como yo lo merecía, si uno o demasiados o todos tenían la culpa de mi caída, si era un incomprendido, si lloraba o me lamía las heridas. Y salí, sí. Más que salir, rescaté que fui capaz de salir, y que cada piedra que superé y cada paso que di me llevaron a comprender, y la comprensión me llevó a fortalecerme un poco.

Salí, y en mi salida, entre tantas piedras y tantos pasos, fui consciente de que no era que me hubiera equivocado con ningún “contigo”. Era que me había equivocado yo. Y me había equivocado “a lo macho”, para retomar la ranchera. Me había equivocado al creer que alguien, o algo, un cambio de mundo y de constitución y de leyes, podrían solucionarme la vida. Me había equivocado por ser tan débil de buscar en los amores, o en lamentos y peticiones o en la violencia o en los mandamientos o lo que fuera un sentido de vida. Me había equivocado al suponer y exigir que alguien debía poner el mundo a mis pies sólo por haber nacido, y pretendía caminar sobre alfombras rojas pues lo único que buscaba, que mendigaba, era que me regalaran un poco de aprobación.

Y me equivoqué, también y más que nada, al creer que necesitaba esa aprobación. La verdad fue que me dejé llevar por las mediciones tan de moda, por los likes y las manitas felices y los corazones, y no comprendí a tiempo que todo eso no era, no podía ser lo que dictaminaba si algo era “bueno o malo”. No podía ser la moral de nuestro tiempo, aunque se hubiera convertido en eso. Me equivoqué, olvidé que alguna vez había entendido que el camino tenía que ser conmigo y hacia mí, y lo olvidé por temor a que me lincharan los linchadores de profesión por ingenuo e idealista. De nuevo, la aprobación, o la desaprobación, las dos caras de una misma moneda, algo así como cuando digo “me equivoqué contigo”, cuando en realidad es me equivoqué conmigo.

Fernando Araújo Vélez

Por Fernando Araújo Vélez

De su paso por los diarios “La Prensa” y “El Tiempo”, El Espectador, del cual fue editor de Cultura y de El Magazín, y las revistas “Cromos” y “Calle 22”, aprendió a observar y a comprender lo que significan las letras para una sociedad y a inventar una forma distinta de difundirlas.fernando.araujo.velez@gmail.com
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Atenas(06773)06 de junio de 2021 - 04:49 p. m.
Sí, de no aprender a tiempo, pues la experiencia o la historia, al decir d Ortega y Gasset, no es más q' recopilar errores y aprender de ellos. Mas, cuánto ha de costar acumular esas experiencias o errores. Tropezar no es el pecado, el punto es no levantarse y repetirlo. ¿O somos los arquitectos de nuestras vidas o somos presas del destino?¿Existe destino, somos deterministas?
María(6115)06 de junio de 2021 - 02:01 p. m.
Qué bella columna! De verdad y para terminar de perdonarnos, es que todos vivimos equivocados, olvidados, maltratados y amenazados. “Me equivoqué de país, de idioma, de sexo, de pareja”, “me equivoqué al creer que yo era diferente y que en esa diferencia estaba la confirmación de mi superioridad moral”. Leer sus columnas son un alivio ante tanta mediocridad y ahí tal vez de nuevo me equivoque.
María(60274)06 de junio de 2021 - 12:56 a. m.
Interesante y acertada columna.
  • María(60274)06 de junio de 2021 - 01:03 a. m.
    Lo malo no es equivocarse, lo malo es persistir en el error como lo hace duque, pero lo peor, es cuando manda a asesinar a su pueblo para no remediar ese error.
María(60274)06 de junio de 2021 - 12:30 a. m.
Pues mire como se equivocaron los que votaron por un un muñeco.
  • María(60274)06 de junio de 2021 - 12:59 a. m.
    Esos marchantes saben que la cosa es con ellos, están conscientes que se están jugando su futuro y su vida literalmente y saben que la pueden perder, pero saben que la lucha por sus derechos, lo vale.
Ricardo(35219)05 de junio de 2021 - 10:09 p. m.
Excelente columna. Es la realidad de todos los seres humanos conscientes, que ni manipulan ni se dejan manipular. Como para que se la lean los del paro...
  • María(60274)06 de junio de 2021 - 12:36 a. m.
    Lo bueno es que ya muchos uribestias conectaron el cerebro y ya no votarán por el que diga matarife, ese es el pánico que tiene "él".
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