Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

Puertas y más puertas

Fernando Araújo Vélez

17 de junio de 2023 - 06:00 p. m.

Apenas ayer fui realmente consciente de todo lo que han significado las puertas en mi vida, de lo que fueron, de lo que siguen siendo y de lo que serán seguramente cuando vuelva a verlas y a abrirlas, cuando las enfrente de nuevo, para decirlo mejor, porque en últimas, y hoy lo comprendo con absoluta claridad, cada vez que abrí una puerta enfrenté un desafío. Cada vez que giré la manigueta de un portón, me la jugué por lo imprevisto, sin saberlo muy bien. Tenté al destino, y sin darme cuenta, me sacudí todas y cada una de las certezas y las comodidades que había ido acumulando a lo largo de la vida. Cada puerta fue un riesgo, un golpe a lo hecho y a lo dado por hecho, a lo seguro, a las metas, a lo establecido.

PUBLICIDAD

Luego, con aquel portón a mis espaldas, ya dentro de otro espacio, que era como decir otro mundo, con otras realidades y distintos futuros, entendí que todas las puertas que abrí se quedaron de alguna u otra manera abiertas o semiabiertas para siempre, y que cada vez que crucé sus umbrales recordé casi entre brumas una frase que escuché en una vieja película y decía algo como ‘el pasado nunca se queda donde lo dejamos’. Puertas, portones, portillos, cercas, muros, paredillas, más allá del nombre que quisiera ponerles, y de que unos fueran más exactos para definir ese obstáculo entre uno y otro lugar, ese abrir y pasar, bien podría decir que mi vida ha sido la suma de puertas que he abierto, e incluso, de aquellas que no fui capaz de abrir.

Hubo puertas que fueron de dolor y un último adiós, como las de los cementerios, y otras que pasaron del dolor a la inmortalidad, como las que atravesaron por última vez en sus vidas mis padres. Hubo puertas de felicidad, como las de los hospitales donde nacieron mis hijos, y puertas de alivio, como las que crucé las veces que me hospitalizaron. Hubo puertas de esperanza, puertas de gloria, de victorias y de derrotas, puertas de amor y de desamor que me enseñaron que siempre había vida después del amor y del desamor. Hubo puertas de fracasos que luego fueron puertas de sabiduría, y puertas en tinieblas, como aquellas que vislumbraba a la entrada del infierno cuando pensaba que dios era una creación de los humanos.

Read more!

Hubo puertas de madera y puertas de metal, como una que le construí a un perro muy de la calle y muy de todos con el que viví años y años. Hubo puertas de barro, de enredaderas, de espejos en los que me vi y no me vi, portones de hierro forjado, de cartón o de papel, y una puerta de vidrio que ya derrumbaron hace tiempos y que sin embargo sigo abriendo día tras día y hora tras hora para llegar al único mundo donde todo es posible y permanecer allí, en estado de escribir.

Si le interesa seguir leyendo sobre El Magazín Cultural, puede ingresar aquí 🎭🎨🎻📚📖

Por Fernando Araújo Vélez

De su paso por los diarios “La Prensa” y “El Tiempo”, El Espectador, del cual fue editor de Cultura y de El Magazín, y las revistas “Cromos” y “Calle 22”, aprendió a observar y a comprender lo que significan las letras para una sociedad y a inventar una forma distinta de difundirlas.fernando.araujo.velez@gmail.com
Conoce más
Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.