Pese a los odios, a mis propios odios, a las guerras y a mis propias guerras imaginarias contra el mundo y a un reguero de etcéteras de “peses a”, mientras más lo pienso, más escudriño a las personas cuando van por la calle y más las observo como personajes de una novela o de una película, más me convenzo de que los humanos somos fascinantes, y me incluyo con todo el pudor que hay y que emana de los humanos. Somos fascinantes porque somos creativos, tanto, que creamos el bien y el mal y a los dioses con sus millones de implicaciones, y a menudo nos inventamos nuestras propias realidades, actuando según esas realidades imaginadas,...

Por Fernando Araújo Vélez
De su paso por los diarios “La Prensa” y “El Tiempo”, El Espectador, del cual fue editor de Cultura y de El Magazín, y las revistas “Cromos” y “Calle 22”, aprendió a observar y a comprender lo que significan las letras para una sociedad y a inventar una forma distinta de difundirlas.fernando.araujo.velez@gmail.com
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