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Y volver a perder

Fernando Araújo Vélez
07 de marzo de 2022 - 11:11 p. m.

Al final de este y de tantos caminos, me he ido quedando sin entender qué es una victoria, porque si una victoria es que te avalen y te premien los ganadores de estos días, prefiero las derrotas. Si una victoria es darles gusto en “palabra, obra y omisión” a quienes han ido definiendo lo que es ganar y lo que es perder, a esos que se han lucrado de los triunfos ajenos, cobrándolos después y de por vida, elijo perder y un millón de veces ser vencido, y con mi caída, dejarles muy en claro a los infinitos ganadores que yo no hago parte de sus rebaños, que intento no deberles favores y trato de quedarme al margen, muy al margen de sus decisiones, de sus favoritos, de sus condecoraciones y su éxito; en fin, de todo eso que ellos han llamado ganar, solo porque ese ganar los encumbra y potencia.

Elijo perder, sí, y repetir una y un millón de veces aquella frase que Rodolfo Walsh escribió en Quién mató a Rosendo: “El sistema no castiga a sus hombres: los premia. No encarcela a sus verdugos: los mantiene”. Elijo perder, porque cualquier tipo de victoria definida por “triunfadores” es una especie de complicidad con esos “triunfadores”, con sus intereses y marrullerías, sus estrategias y razones, con sus valores signados por las cuentas bancarias y el poder, que suelen estar muy lejos de aquellos viejos valores de Walsh y de unos cuantos más. Elijo perder, infinitamente sí, aunque solo sea para estar en una invisible lista de ilustres y honestos perdedores que lucharon toda una vida y fueron imprescindibles, como decía el poema de Bertolt Brecht.

Elijo perder, aunque me la haya jugado toda la vida por ganar a mi manera, a lo Frank Sinatra, y con mis cartas. Elijo perder, aunque sepa muy bien que no vivimos en tiempos para idealistas o soñadores, sino “en tiempos donde todos contra todos”, como cantaba Fito Páez. Elijo perder, por la dignidad de la derrota de la que hablaba Borges, pues en el fracaso somos quienes somos en realidad, sin adornos ni falsos ropajes, y nos comprendemos y nos desnudamos y nos desgarramos, y comprendemos a los otros y entendemos un poco más de la vida, y en medio del barro, palpamos, acariciamos ese sueño puro, noble, sincero, de levantarnos del piso algún día para salir y volver a perder.

Fernando Araújo Vélez

Por Fernando Araújo Vélez

De su paso por los diarios “La Prensa” y “El Tiempo”, El Espectador, del cual fue editor de Cultura y de El Magazín, y las revistas “Cromos” y “Calle 22”, aprendió a observar y a comprender lo que significan las letras para una sociedad y a inventar una forma distinta de difundirlas.Faraujo@elespectador.com

 

Bernardo(31155)08 de marzo de 2022 - 10:12 p. m.
En efecto, triunfar en un sistema decadente (desde cuando lo perverso se elevó a la santidad y la bonhomía se degradó a miserable), es una derrota. Felicitaciones Faraujo. Somos de tal calibre los perdedores en este sistema nihilista (desde cuando orar se convirtió en virtud y trabajar en castigo), que no necesitamos formar clubes, ni redes, ni asociaciones. Simplemente, somos.
luis(89686)08 de marzo de 2022 - 04:37 p. m.
En la actualidad es casi imposible perder. El PACTO es parte de la solución. Podemos dejar de ser pobres, brutos y rateros. Colombia es un país rico y estratégico. ¡Vamos que es hora!.
  • Bernardo(31155)08 de marzo de 2022 - 10:13 p. m.
    Los perdedores no le tememos a perder precisamente ahora. Le tememos a ganar y a que ganen los que dicen que NECESITAN ganar. Pobrecillos.
PEDRO(90741)08 de marzo de 2022 - 03:15 p. m.
Cuenta regresiva: faltan 152 días para que termine este hipócrita gobierno. Si le es posible, sea testigo electoral en su sitio de votación.
  • Bernardo(31155)08 de marzo de 2022 - 10:14 p. m.
    Tú eres Pedro y estás botando pólvora en gallinazos.
Carlos(58915)08 de marzo de 2022 - 01:00 a. m.
Recuerde al gran maturranga, perder es ganar un poco. Gracias por sus opiniones.
  • Bernardo(31155)08 de marzo de 2022 - 10:16 p. m.
    El gran "maturranga", como ud. intenta degradarlo (degradándose a sí mismo, "Carlos" (¿el chacal?...), ganó perdiendo cuando nos mostró que Colombia juega al fútbol (y a todo), tal como vive: en la miseria nihilista (donde los curas bendicen haciendo pederastia en los confesionarios mientras les niegan su "comunión" a las transparentes meretrices).
Helena(66766)08 de marzo de 2022 - 02:09 a. m.
Me uno a los perdedores….
  • Bernardo(31155)08 de marzo de 2022 - 10:13 p. m.
    Helena es tan MUJER que no necesita del "día de la mujer" para serlo. Cada día, mensaje a mensaje, oculta en su magnífico nombre, Helena se hace persona.
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