Las recientes visitas del presidente chino, Xi Jinping, a Francia, Serbia y Hungría a comienzos de mayo y la del señor Kishida, primer ministro de Japón, a Brasil y Paraguay no pueden pasar desapercibidas. Los mensajes que han enviado no son soslayables. Hoy me detendré en el primero.
Macron, en París, trató sin éxito de comprometer al presidente chino Xi para darle un giro a su política en relación con la guerra de Ucrania. El presidente francés, quizás para buscar un alivio a la Europa fracturada, invitó al encuentro a la presidenta de la UE quien repitió su discurso sobre los desequilibrios comerciales sin lograr avances. En...
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