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Las intervenciones del presidente Petro en la efeméride de la Independencia sorprendieron por el cambio de estilo y tono. Desde la mañana, en San Andrés, improvisó una retórica, citando hechos históricos de los doscientos años transcurridos a partir de la proclama libertaria, que han significado la desmembración del territorio nacional. Mencionó que después de la guerra de los Mil Días ocurrió la separación de Panamá, el 3 de noviembre de 1903. Se refirió a la costa Mosquitia, sin ahondar en que perteneció a Colombia, siendo parte de Cartagena, hasta que fue cedida a Nicaragua por el tratado Esguerra-Bárcenas, el 24 de marzo de 1928. Aludió a Los Monjes, sin elaborar, que siguen siendo tema de litigio con Venezuela. Disfrutó, en cambio, profundizar en “la cultura caribeña”, en la riqueza que significa su diversidad, para retornar a 2001-2012, período en el que Colombia afrontó la demanda de Nicaragua. Al conocerse la última sentencia de la CIJ, el pasado 13 de julio, los antiguos negociadores Carlos Gustavo Arrieta, Manuel José Cepeda y el expresidente Duque se anticiparon a la interpretación del presidente Petro, desde San Andrés. “Fue crucial que la estrategia diseñada desde 2013 se hubiera mantenido a lo largo de varios gobiernos, a pesar de las diferencias que en otros temas existían entre los presidentes Santos, Duque y Petro. Los cambios de último momento realizados por el gobierno Petro no modificaron la esencia de la estrategia”, Manuel José Cepeda, revista Semana, 15-07-23). Cepeda hacía referencia al nuevo equipo negociador que el presidente Petro mencionó en su discurso: Elizabeth Taylor, de San Andrés, abogada y bióloga marina, al lado de otros ilustres colombianos, como Eduardo Valencia Ospina, Daniel Cifuentes, Carolina Olarte y otros juristas de diversas nacionalidades, que, según él, favorecieron el “relativo” éxito del pleito con Nicaragua el pasado 13 de julio.
En su lógica, propuso la creación de la universidad raizal del Caribe en San Andrés y propiciar el diálogo con el dictador Ortega sobre los derechos de pesca artesanal de los pueblos raizales. Ortega pretende regalías por esa pesca, por cuanto tiene contratos con empresas internacionales.
Ya en Bogotá, para la instalación del Congreso, anunció proclamar “¿para dónde va el Gobierno?”, en un marco conceptual que debería ser aceptado sin prejuicio: “Colombia, potencia mundial de la vida”. Aclaró que no quería figurar como apocalíptico al referir las estadísticas del calentamiento global registradas por los científicos, que dictaminan que este es el verano más caliente de los últimos 125 años. Al día siguiente, los noticieros reportaron que Atenas sufrió 42 grados.
Elaboró que Colombia goza de una biodiversidad natural que debería ser aprovechada, formulando dos pilares: el de la justicia ambiental y el de la justicia social.
El equilibrio con la naturaleza y el medio ambiente implica la descarbonización de la economía. Sentenció que hoy la riqueza se mide por el consumo de carbono, para proponer la transición energética de fósiles a energía limpia de sol, de viento, de agua y la electrificación de la movilidad humana.
La reforestación de la selva amazónica es un proyecto con financiación internacional, como se definió en el Foro de Leticia. En el próximo agosto se celebrará otra reunión similar en Belém do Pará. Planteó que se requiere revisar el código minero, que controle la minería a cielo abierto y el respeto por los cauces del agua, severamente dañados por la minería ilegal.
Respecto a la justicia social, la definió como la formulación de otro modelo de desarrollo y productividad, que conduzca a la prosperidad social descarbonizada, que requiere trabajo y conocimiento. Afirmó que pretende cumplir el compromiso de los acuerdos con las FARC, durante los tres años que le restan en la adjudicación de tierras fértiles para el campesinado. Comparó que en los cuatro años de Duque se firmaron 13.000 títulos. Petro afirma que ha adjudicado 30.000 y espera agregar 500.000 por año.
Los economistas quisieran ver el modus operandi de la economía descarbonizada que propone Petro, sin petróleo, gas ni carbón y sin llevar a la quiebra las finanzas del Estado.
El presidente finalizó con la propuesta de un acuerdo nacional, de toda la sociedad, para lograr esos objetivos. En este nuevo aire, merece ser oído y apoyado. Por su parte, Petro debe ajustar su gabinete y eliminar los riesgos de corrupción que han afectado el prestigio de su gobierno.