Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

El miedo generalizado a la inseguridad

Fernando Galindo G.

05 de septiembre de 2025 - 11:59 p. m.

Así describió Jeffery A. Tobin, asesor de Pan-American Strategic Advisors y candidato al doctorado en Ciencias Políticas de la Universidad Internacional de la Florida, lo que está ocurriendo en Colombia y en los países vecinos, originalmente publicado en Foreign Policy in Focus, (FPIF), y reproducido en Other News, Voces del Mundo, (28-08-25): “La seguridad como nueva moneda política en América Latina”. (Fue incluido en el último número de Revista Sur).

PUBLICIDAD

J. Tobin construye una narrativa señalando que, desde Chile, El Salvador, hasta México, hay aumento de la violencia de las bandas delincuenciales, incluidos los secuestros. Afirma que en la América Latina actual, la seguridad, y no la ideología, se ha convertido en la medida decisiva del poder político. En vísperas de elecciones en varios países, los votantes no premian ni castigan a los gobiernos por motivos ideológicos. La ideología parece secundaria. “Se están planteando una pregunta más sencilla y contundente: ¿quién puede garantizar mi seguridad?”. Agrega que la violencia y el crimen organizado han aumentado en gran parte de la región, erosionando la paciencia “que los votantes alguna vez tuvieron con las reformas económicas o los experimentos sociales”. Sostiene que Colombia sigue luchando contra los guerrilleros disidentes y el narcotráfico, a pesar de las promesas de paz.

Añade que la inseguridad trasciende las clases y las identidades políticas. “La clase media se preocupa por el robo de los coches, los pobres por la violencia de las bandas criminales y los ricos por los secuestros. El miedo es un denominador común”. Aclara que la seguridad no se refiere solo a la delincuencia, sino que se ha convertido en sinónimo de estabilidad, previsibilidad y control.

Formula su tesis que se ha creado una nueva economía política en la que la seguridad funciona como moneda de cambio. “Mutatis mutandis”, este postulado final del académico Tobin se esbozó en la columna pasada: “volvió el terrorismo y escaló la inseguridad nacional”, porque la realidad colombiana está afectada, no solo por las bandas criminales, sino, fundamentalmente, por la persistencia de las disidencias guerrilleras de las FARC, del ELN y otros grupos armados, cuyo medio de financiación es el narcotráfico. Se han empoderado con los espacios favorecidos por la frustrada estrategia de la “paz total”· Ejercen control social y territorial en cerca de 400 municipios, aún cercanos a ciudades capitales, como ocurre en el Valle, en Cauca y en Norte de Santander.

Read more!

Las disidencias guerrilleras aprovechan los 2.219 kilómetros de frontera con Venezuela para refugiarse a su conveniencia en ese país, cuando detectan la persecución del ejército y de la policía colombianos. Ese país ha fungido como garante en los diversos intentos de los gobiernos para lograr la pacificación de Colombia.

A pesar de tal antecedente, no se puede confundir la perspectiva que, el de Venezuela, es un gobierno dictatorial producto del fraude electoral y de la persecución a la oposición y a los medios, que relatan los permanentes atropellos de cualquier dictadura, en cualquier lugar del mundo. Para los Estados Unidos debió ser decepcionante que el canje del colombiano Alex Saab, por 10 estadounidenses y 18 venezolanos presos en el vecino país, se haya realizado, “para evitar que muchas de las verdades sobre los turbios manejos de las enormes arcas del corrupto régimen quedaran expuestas en la justicia de ese país” (Semana, 20-01-2024). El dictador lo nombró como nuevo presidente del Centro de Inversión Productiva de Venezuela.

Read more!

La presencia de barcos de la armada americana, de su ejército y de sus recursos de inteligencia en aguas internacionales del mar Caribe, en cercanía a la costa venezolana, debería ser tratada con enorme prudencia (El Espectador, editorial, (2-09-25) por el presidente Petro y su canciller, para no caer en el equívoco de que Colombia avala al dictador Maduro y a su fraudulento gobierno. Se puede predecir que esa no es la voluntad de la gran mayoría de los colombianos.

El trino del presidente Petro sobre la “orden de movilizar 25.000 miembros del Ejército” a la frontera con Venezuela la rectificó el ministro Sánchez, desde el Congreso Nacional de Minería: “No se ha producido un nuevo traslado de tropas del Ejército a la frontera con Venezuela”. Descartó reunirse con el ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino, acusado de liderar el “Cartel de los Soles” (El Tiempo, 29-08-25). Se precipitó el dictador Maduro al agradecer al presidente Petro “la supuesta orden de movilización al Ejército colombiano”.

El resumen del artículo del citado académico Tobin es que la seguridad ha “sustituido a la ideología como moneda de cambio fundamental del poder político. El miedo es la moneda más fuerte de la región, y la que decide las elecciones”. Ya se escuchan aseveraciones de algunos candidatos para retornar a la histórica “seguridad democrática”, y pretenden desconocer que ese enfoque, desbordado por el celo de identificarse con tal ideología, generó víctimas a las que camuflaron como guerrilleros o paramilitares. No obstante, Colombia no debe perder la esperanza de lograr la paz, en el marco jurídico constitucional y con los actores adecuados, que busquen, a través de los diálogos apropiados, un mejor país, equitativo e igualitario, en el Estado de bienestar para todos los colombianos.

Conoce más
Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.