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La referencia tomada de Cicerón en la Primera Catilinaria (8-11-63, AC) “¿Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra?”, pretende señalar el agotamiento ciudadano al que se aludió en el artículo anterior (7-06-25), que solicitó el “desescalamiento de la agobiante polarización de los poderes públicos, cimentada en el odio, la estigmatización y el rechazo a los resultados electorales de la democracia.” Ese día ocurrió el execrable atentado contra el senador y candidato presidencial Miguel Uribe Turbay.
En dicha columna, sobre el Proyecto de Ley para la Democracia Participativa, se agregó que “la dinámica de la comunión es el alma del sistema cívico-político, que nace de tres actos inmanentes, en los que una persona da algo a otra, compartiendo 1: la comunicación de la verdad, 2. La comunicación del amor, 3. La comunicación de la vida. Culminan afirmando que la vida ciudadana se nutre del diálogo, la amistad y la convivencia, que deben cultivarse en las relaciones de las personas, los grupos, las organizaciones e instituciones de la sociedad civil funcionalmente organizada y de esta con los partidos políticos y el Estado”.
Me resulta imperativo destacar que tanto la dignísima esposa del senador Uribe, la doctora María Claudia Tarazona, como su padre, Miguel Uribe, simbolizan la “dinámica de comunión” referenciada, porque nunca, a pesar del profundo dolor que albergan por el atentando contra el senador Uribe, han derivado en señalamientos y, por el contrario, expresan permanentemente su agradecimiento a la respuesta solidaria de los colombianos por las cadenas de oración al Todopoderoso, implorando con profunda fe la recuperación del senador Uribe.
Somos los ciudadanos, que rechazamos la polarización que está en el trasfondo de esta tragedia, quienes admiramos “el amor, la paz, la longanimidad, la benignidad, la bondad, la mansedumbre, la paciencia” (frutos del Espíritu Santo, domingo pasado de Pentecostés), con que nos edifican espiritualmente la doctora María Claudia y el padre del senador convaleciente. Su fe, su fortaleza y la plegaria permanente de los colombianos obrarán el milagro que todos esperamos.
Fue providencial el paso de la ambulancia por el lugar del atentado y la hospitalización del senador herido en la Fundación Santa Fe de Bogotá, institución a la que me vinculé en 1981 al regreso de mi especialización en Chicago y de la que fui secretario del Comité Médico Ejecutivo por varios años. Conozco el profesionalismo y la experticia del grupo interdisciplinario que atiende al senador Uribe.
En contraste, alguna precandidata se apresuró a tildar al presidente de haber provocado el atentado por el lenguaje estigmatizante que ha utilizado, en contra de los legisladores que han entorpecido las reformas sociales propuestas por el Ejecutivo, particularmente la laboral, que originó la propuesta de la consulta popular. Luego se aventuró a comprometer a “algún militar activo”, quien le habría informado que el autor intelectual del atendado sería alguien identificado como “Mordisco”.
En los informes sobre las investigaciones adelantadas por los organismos de Inteligencia del Estado, presididas por el presidente, o de la Fiscalía, no se han referido específicamente al tal sujeto. Ya desde la campaña presidencial para 2022, la ahora precandidata, había filtrado en la revista que dirigía, episodios alrededor del candidato que resultó ganador de la presidencia.
El ministro del Interior informó que el presidente se había comprometido, después del atentado al senador Uribe, a prescindir de esos calificativos. La mesa directiva del Senado no la interpretó así, y descalificaron la convocatoria del ministro del Interior a los directivos de los partidos políticos, a la reunión convocada por la Presidencia para evaluar la seguridad y la protección de los abundantes precandidatos a la primera magistratura para las elecciones de 2026. El presidente de la Cámara, Jaime Raúl Salamanca, juzgó improcedente esa conducta de los partidos políticos y de la Mesa del Senado, porque el país tiene un presidente, cuya responsabilidad es la protección de todos los ciudadanos, y este advirtió a las agencias de protección que, ante todo, deben reforzar las medidas de seguridad para los dirigentes y candidatos de la oposición.
El mejor homenaje que le pueden rendir al senador Uribe, víctima del atroz atentado del sábado pasado, es que, a ejemplo de su familia, prescindan de continuar con el escalamiento de la polarización y, con humildad, reconozcan que también han caído en los mismos errores que le critican al mandatario y que afectan gravemente la paz ciudadana y la tranquilidad del Estado Social de Derecho.
