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En Colombia, “la educación se define como un proceso de formación permanente, personal, cultural y social, que se fundamenta en una concepción integral de la persona humana, de su dignidad, de sus derechos y de sus deberes. Corresponde al Estado regular y ejercer la suprema inspección y vigilancia respecto del servicio educativo. Debe asegurar a los menores las condiciones necesarias para su acceso y permanencia en el sistema educativo”. (Del portal del Ministerio de Educación).
La representante Susana Gómez C. (Pacto Histórico), emitió una opinión contraria e irracional: “obligar a un niño a asistir al colegio es una forma de violencia y adoctrinamiento”. Semejante disparate confirma que no fue beneficiaria del derecho fundamental a la educación en los diversos niveles y evidencia la inaplazable necesidad de una reforma política que reglamente los requisitos académicos que deben acreditar quienes aspiren a formar parte del Congreso Nacional.
Como estímulo para nuestra nación, se referencia a Corea del Sur, que “ha formado uno de los sistemas educativos más exitosos del mundo, principalmente por su eficiencia, competitividad y alta exigencia en diversas áreas. Para lograr estos resultados, ha realizado una serie de reformas estructurales que han permitido fortalecer el papel del Estado en la educación y construir una política pública que ha contribuido al desarrollo del país. Los países de la OCDE consideran la calidad de la educación como el camino más seguro para elevar el desarrollo de las naciones. En el siglo XXI, la sociedad se orienta por sistemas de información, la competitividad internacional y la sociedad del conocimiento, conceptos cada vez más importantes en el contexto actual”. (Eunha Kim, Tesis de Grado, U. Javeriana, Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, 2015).
Para los gobiernos, designar a los funcionarios con la formación humanística que los capacite para orientar los sistemas de la educación pública es una responsabilidad trascendental con sus nacionales, porque es el fundamento del desarrollo y del bienestar de toda la sociedad.
El talento humano en salud ha hecho el recorrido por los diversos niveles del sistema educativo: de la educación básica a la superior, a las especializaciones y subespecializaciones, que en repetidas ocasiones han sido financiadas por el Icetex. La entidad creada en 1950, en el gobierno de Mariano Ospina Pérez, ha apoyado a centenares de estudiantes en Colombia y en el exterior, cumpliendo la función de la formación profesional para el desarrollo. Así se debería mantener.
La educación continua en el sector salud es parte del proceso de formación permanente, particularmente por la introducción de las nuevas tecnologías en las diversas especialidades que requieren entrenamiento. La desarrollan las universidades y los hospitales afiliados, las sociedades científicas reconocidas, a través de sus congresos anuales y regionales y los gremios del sector. En ocasiones, la industria se asocia a estos eventos en los que exhiben sus productos y apoyan la participación de conferencistas e investigadores reconocidos nacional e internacionalmente. La educación continua debe estar en la reforma a la salud, para el bien de los pacientes.
