Recibimos varios #JalonesDeOrejas por haber dado la portada a la confesión de Jhonier Leal en el proceso por el asesinato de su hermano, el estilista Mauricio Leal, y su madre. Las críticas fueron del mismo corte del de @LCCaballeroV, quien señaló que una portada del asesinato de un personaje de la farándula no se compadecía con los muchos asesinatos más emblemáticos que suceden en el país.
En general les huyo a esas equivalencias que no lo son tanto, porque el hecho de que hayamos escogido esa portada esta vez no significa que los demás asesinatos nos hayan tenido sin cuidado o que no les hayamos dado mil portadas a otros asesinatos más emblemáticos, como dice el señor. Pero igual, la reflexión es interesante porque ciertamente por lo general El Espectador no corre detrás del crimen más escandaloso y por el contrario sabe arriesgarse a dar visibilidad a historias que por lo general no llaman tanto la atención.
Sí, el país estuvo de cabeza siguiendo varios días el caso del estilista y sin duda la confesión del hermano era un hecho noticioso que había movido muchas fibras y representaba un punto culminante de esa historia. No niego que hubiera una justificación para ser portada, pero les confieso que sentí mucho más “nuestras” las portadas del resto de la semana. Siempre es importante no dejarse llevar por las olas de consumo, en particular en la portada del periódico impreso.