El maltrato que tuvimos con la última columna de Juan Carlos Botero, aunque quizás ustedes ni la notaron, no tiene perdón. Literalmente, desechamos el titular original y a cambio pusimos como titular la primera frase de su columna, y además recortada para que cupiera.
Sí, del afán no queda sino el cansancio. En lugar de abrir el archivo de la columna quien la montó simplemente desplegó el texto y lo tomó de allí. Pero Juan Carlos había mandado el título como título aparte en el archivo y eso no se despliega en la visualización, de manera que asumimos que el titular era esa primera línea.
Cuando nos dimos cuenta, ya en el impreso no había manera de hacer nada, así que para quienes se extrañaron por los dos titulares e inicios de la columna diferentes en impreso y digital, no fue con intención. Aunque a veces se ponen títulos diferenciales más acordes al uso de cada plataforma, en este caso fue un simple y llano despiste por no abrir el archivo y ahorrarse unos segundos.
Y también al afán le echo la culpa del #JalónDeOrejas que me pegó Nacho Vélez por usar un verbo bastante extraño en el editorial de elecciones escrito sobre la marcha de los resultados; bueno, si es que podemos llamar resultados a los reportes de ese domingo.
La Coalición de la Esperanza, decía, se arrojó las banderas de construir un centro amplio. Por muy poética que sonara la imagen, justo el recordatorio de Nacho de lo que quiere decir arrojar: “Impeler con violencia algo”. Y pues no, no era eso lo que queríamos decir. Tan fácil y claro haber dicho “tomó” o algo similar.
