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¿Con o sin armas?

Francisco Gutiérrez Sanín
09 de diciembre de 2022 - 05:00 a. m.

He visto circulando en varias partes la pregunta de si los futuros acuerdos de paz involucrarán o no la entrega de armas. Algunos argumentan que, dada la experiencia de las Farc después de la firma del Acuerdo, aquella (la entrega) no es ni posible ni deseable. Parecerían creer que mantener los fusiles es una importante garantía para la paz, en caso de que el Estado ponga conejo.

Esto me genera dos reflexiones. Primero, qué costosos que fueron los incumplimientos masivos de la implementación del Acuerdo Final de 2016 (él mismo, una adaptación, tras múltiples peripecias, de lo realmente convenido). Si nuestros tomadores de decisiones presentes y futuros no logran entender el desastre político y social que significa rifarse el valor de la palabra empeñada por el Estado, no es muy probable que salgamos del baño de sangre en el que hemos chapoteando durante décadas. Segundo, sería sano empezar a pensar estos temas (y otros cruciales) de cara a la opinión mientras que los negociadores, amarrados por la confidencialidad, guardan un necesario silencio.

Por mi parte, considero que la entrega de armas en el contexto colombiano es tanto necesaria como deseable. Cierto: en algunos acuerdos de paz importantes ella no se ha producido. No es un problema de principios. Es una cuestión de viabilidad política, pero también de buen sentido. Con nuestra tradición y fusiles al alcance de la mano, no solo está la posibilidad de que sectores de la población queden en situación de absoluta vulnerabilidad, sino también de que cualquier accidente produzca una involución con consecuencias irreparables. Para no hablar de los motivos que podría tener una feroz oposición a esa paz armada.

Pero hay una cuestión más de fondo. ¿De qué son garantía las armas? Puede que, en una situación indeseable, lo sean de supervivencia. No lo descarto. Pero, en términos generales, lo son generalmente de aislamiento, miedo y esterilidad. De hecho, una investigadora que ha estado trabajando el tema —Erica Chenoweth— encontró que la “resistencia civil” era un predictor mucho más poderoso de cambio social positivo que los levantamientos armados. Apoyó su conclusión en un serio análisis comparativo. Pero no hay que ir muy lejos para entender el punto. Eso es precisamente lo que se ha observado en América Latina en las últimas décadas. Las guerrillas generalmente encallaron. Incluso allí donde a la larga ganaron, el resultado no es para sacar pecho (Nicaragua). En cambio, con toda su diversidad, muchas izquierdas civiles latinoamericanas pueden reclamar para sí mejoras sustanciales para sus bases sociales y las poblaciones más vulnerables.

Si algún estudioso diligente rastreara las ideas que precedieron a estos cambios y éxitos, se encontraría con que la gran mayoría de los analistas coincidían, muy pomposa y solemnemente, en que eran imposibles. El sistema estaba cerrado a cal y canto. Sobre todo, en un país como Colombia. Todo esto resultó falso. Esa ceguera aprendida quizás fue producto de una visión que sobreestimaba las estructuras y subestimaba la agencia. Como fuere, el mejor desempeño de la movilización ciudadana con respecto de la insurgencia parecería ser un fenómeno bastante general. Eso sostiene Chenoweth. Las armas serían entonces la garantía para los que se quieran quedar jugando en un tablero chiquito, con relativamente poca gente, muchos muertos y ningún resultado político visible. Pero el juego grande, el de las movilizaciones, los debates y las transformaciones que afectan a millones, requiere dejarlas.

Claro, dada la experiencia, necesitamos soluciones institucionales que permitan superar múltiples desconfianzas que no tienen nada de absurdas. Contando con ese buen acompañamiento de países garantes que se ha logrado construir, encontrar diseños funcionales de autoamarre no ha de ser imposible.Si se quiere apostar a la paz, es menester ampliar los horizontes de la imaginación política. Por todas las partes involucradas (sí, eso nos incluye a todos).

Erica Chenoweth (2021): “Civil resistance. What everyone needs to know”, Oxford University Press, New York.

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