Carlos Lleras fue —según Albert Hirschman— un “maestro reformista”. Logró tender puentes que nadie creía se pudieran sostener y que lo hicieron durante mucho más tiempo de lo que esperaban los escépticos. A la vez, lanzó la que de lejos es la intentona más seria de reforma agraria en la historia del país.
Gustavo Petro podría estar transitando un camino análogo. Su reunión con Uribe es un logro político, pero también un avance civilizacional. Un mentís para los que predijeron —o se ilusionaron con— un gobierno izquierdista obsesionado con la venganza.
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