Al principio de este gobierno, le prometí al lector —lo reconozco: de manera más bien desapacible— un escándalo quincenal.
Pues me quedé corto. Cortísimo. En este par de semanas no más ha habido varios, desde la celebración nazi por parte de un coronel de la Policía en Tuluá (con el chucu-chucu de Rodolfo Aicardi como animación de fondo) hasta el descubrimiento del plagio de la tesis de maestría de la presidenta de la Cámara.