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¿Tormenta en un vaso de agua?

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Francisco Gutiérrez Sanín
18 de agosto de 2023 - 02:05 a. m.
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Lo de Corficolombiana y el Grupo Aval es muy muy grande y muy muy serio. Grande: han pagado a lo largo de los años literalmente decenas de millones de dólares en acuerdos, “servicios especiales” y amabilidades, para obtener lo que han querido. Serio: lo que han querido son contratos enormes, pero también poder político duro, así como margen de maniobra para cubrir sus huellas. Por lo tanto, el comunicado que publican, afirmando en esencia que “aquí no ha pasado nada”, es sencillamente grotesco.

Hay tres implicaciones de toda esta operación que está quedando al descubierto. La primera es la densa malla de vínculos entre poder económico, político y judicial, que la habilitaron y permitieron. El abogado del Grupo Aval, Néstor Humberto Martínez, fue ternado por el entonces presidente Juan Manuel Santos y escogido por la Corte Suprema para fiscal general de la Nación. Yo sé que en estos casos hay que anteponer “presunto” a todo lo que se diga. Entonces permítanme recordar que, como lo revelan los audios del señor Pizano, una persona muy íntegra que murió presuntamente después de tomarse un vaso de agua en el lugar y en las circunstancias equivocadas, el presunto Martínez presuntamente conocía de algunos de los presuntos delitos (o, en su expresión harto más colorida y entre inimitables risitas: “Esto es una coima, marica”). No hablemos ya de las masivas financiaciones de Odebrecht a las campañas de Óscar Iván Zuluaga y del propio Santos.

No: eso no los hace idénticos. No lo eran antes, no lo son ahora. Pero sí plantea preguntas muy complicadas a nuestra institucionalidad. Pues sobre todas estas cosas había evidencias masivas, que solo muy rara vez llegaron a tener implicaciones, gracias a funcionarios y personajes rectos. El superintendente Pablo Felipe Robledo, el propio Pizano… No es que sean muchos. Y a ninguno parece haberle ido muy bien en la vida. Ya sabemos lo que pasó con Pizano. Robledo, a su turno, fue reemplazado apenas Duque llegó al poder. El nuevo funcionario decidió archivar las acciones contra Aval.

Segunda: si los agentes involucrados en estas operaciones también tienen una tajada significativa en la propiedad de los medios de comunicación, esto es un indudable problema de interés público y del derecho de los ciudadanos a una información de buena calidad. Discutámoslo.

Y finalmente: el segundo y tercer círculos concéntricos de todo este entramado también son muy importantes de entender. Otto Bula es, por ejemplo, un personaje particularmente interesante. Habilísimo operador político, acumuló poder desde que fue elegido segundo renglón de Mario Uribe, si no recuerdo mal, por allá en 1998. Sí: es el mismo Mario, primo del entonces presidente, cuya acusación por parapolítica por parte de la Corte Suprema costó un berrinche de Álvaro y una crisis institucional entre el Ejecutivo y el Judicial. Bula siguió haciendo política como el segundo de a bordo de Uribe (Mario), pero después se dedicó a la acumulación de tierras en Córdoba (su fuerte electoral estaba allí). Aparentemente enganchado por Odebrecht en 2013, fue un enlace entre la multinacional brasileña y el Gobierno de Santos. Hasta donde entiendo, Bula ha salpicado a varios personajes, incluyendo al Ñoño Elías, uno de los referentes de la gobernabilidad de la administración Santos en el Congreso.

Pero no: la pregunta no es “cómo clavamos a Santos”, que es lo que buscan las vickies de este mundo. Como cualquier otra persona, Santos está en principio protegido por la presunción de inocencia. La pregunta es cómo rompemos esta clase de tramado y las impunidades cruzadas en las que se apoya. Muchas cosas se podrían decir al respecto, pero un foco de atención obvio tendría que ser la manera en que se escogen el fiscal y el procurador. Es claro que no hay regla perfecta, pero la experiencia de estos años ha mostrado que el método vigente es catastróficamente malo. Necesitamos otro.

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Sixto(kwupp)01 de septiembre de 2023 - 12:15 p. m.
¡Que entre el diablo y escoja!
Eduardo(34409)25 de agosto de 2023 - 04:55 p. m.
Nestor Humberto Martínez Neira, es una víbora, por entre toda maleza penetró los intersticios del poder y lo corrompió, Juan Manuel Santos Caderon cayó en sus redes de trampa, así que el abogado "cianuro" llegó hasta donde el veneno de la víbora se lo permitió. Es un verso poético dedicado al grupo AVAL, el obispo Enrique Sarmiento Angulo,sabrá aplicarle la hermenéutica más pertinente.
alfonso(9763)19 de agosto de 2023 - 06:17 p. m.
Buena síntesis del cáncer que nos carcome como sociedad; pero lo que está haciendo la mal llamada oposición con el actual gobierno y los resultados de las elecciones de octubre, confirmarán la esencia de nuestra realidad: la sociedad colombiana no está interesada en enfrentar la corrupción. ¿Cuántas campañas están con el AVAL de los mismos partidos y el mismo Sarmiento Angulo??? Le estamos ladrando a la luna
Alamo(88990)19 de agosto de 2023 - 04:03 p. m.
Gracias por su puntual y crítica columna, "no es hora de callar", podríamos decir con este grave AVAL que tiene la corrupción política, entre otras, amén de la Fiscalía, Néstor mediante.
María(6115)19 de agosto de 2023 - 02:54 p. m.
Quisiera compartir su excelente columna en redes, pero EE solo permite leer a suscriptores. Le solicito que publique una foto de la misma, pues me parece que vale la pena compartir su opinión. Ya lo dijo aquí otro lector, lo que circula en WhatsApp es vergonzoso y solo muestra nuestra total ignorancia y ausencia de pensamiento crítico.
  • hernando(26249)19 de agosto de 2023 - 03:11 p. m.
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