Para muchos han sido sorpresivas las posturas conciliadoras asumidas por Petro, incluida la moderación de su personalidad, sobre todo luego de la decantación del triunfo electoral. Desde su discurso en el Movistar Arena, cuyo núcleo fue un gran acuerdo nacional destinado a eliminar confrontaciones, ha continuado con la búsqueda de consensos políticos.
El inicio de la conformación de su gabinete ha sido positivo, con dos figuras reconocidas como expertos en campos que requieren importantes ajustes. Álvaro Leyva y José Antonio Ocampo, con trayectorias profesionales destacadas, el primero para recomponer relaciones exteriores necesarias, comenzando por Venezuela —nuestro vecino más visible— para arreglar complejos problemas que han afectado nuestra soberanía, y el segundo para enderezar una economía plagada de desajustes que aumentan las desigualdades sociales del país. Ojalá continúe por la misma senda con el resto de nombramientos claves para corregir una política enrevesada.
Las derechas, derrotadas por vez primera en este siglo —incluidos camaleones como el expresidente Gaviria—, con posiciones conciliadoras frente al mandatario electo que —por razones de personalidad— reafirman sus propósitos de ejecutar un gobierno socialdemócrata para beneficio de una nación atribulada de violencias, sectores de población con crecientes miserias, un Estado desarticulado y ausente en la mitad del territorio, y un presidente ventajista interesado en saciar ambiciones.
Sin embargo, hay grupos que han sacado provecho de problemas y personas aduladoras de mandatarios para enriquecerse que temen posibles afectaciones a su opulencia y podrían alterar las buenas intenciones expresadas por el nuevo presidente. Sería una oposición soterrada que afectaría el desempeño de un gobierno que ha ilusionado en especial a las juventudes. Por eso son necesarias reformas urgentes de políticas públicas desde el inicio del nuevo mandato, como una tributaria sin excepciones amañadas y ajustada a la riqueza y la productividad; una electoral que, entre otros cambios, elimine las listas abiertas, una rural integral que acabe con latifundios improductivos y ponga en marcha lo acordado en La Habana, una que atienda la economía de cuidado y una orientada a frenar las corruptelas generalizadas que desfalcan el erario. La lista podría ser interminable y por eso es necesaria una visión selectiva por parte del gabinete esperado de expertos seleccionados.
Sigue a El Espectador en WhatsAppA pesar de las orientaciones efectivas mencionadas del nuevo mandatario, la inercia de la tradición de costumbres negativas arraigadas en la política nacional puede alterar la línea adecuada que se observa. Es el caso de conversaciones no divulgadas de Petro con figuras de congresistas que podrían estar dirigidas a ofrecer dádivas burocráticas a cambio de lealtades para engrosar apoyos políticos que sirvan para alcanzar una seguridad plena en las mayorías parlamentarias. La esperanza es que no sea así y se quede en fake news para que no haya desvíos en la concreción del próximo gobierno.