A raíz de la derechización de la hasta ese entonces excelente revista “Semana”, incluido el relevo en su dirección y el retiro voluntario de columnistas, a comienzos de febrero de este año resucitó la revista Cambio, pero en versión digital. Este semanario había sido clausurado a comienzos de 2010 por el periódico El Tiempo, con una excusa por falta de financiación, pero seguramente debido a su visión democrática inclinada a la izquierda. El impulso —de manera persistente— del proceso de resurrección se centró en Patricia Lara Salive (columnista destacada de este diario) y culminó bajo la dirección de su hijo Federico Gómez Lara, la presidencia de Daniel Coronell y el apoyo de numerosos periodistas independientes.
Esta resurrección fue alimentada con entusiasmo por muchas personas, comenzando por un numeroso grupo de suscriptores fundadores con apoyos financieros adicionales. La edición aparece los domingos en un link que incluye diversidad de noticias presentadas en formatos diferentes —que se alimentan diariamente durante toda la semana— y, sobre todo, con un grupo especial de curtidos columnistas, encabezados por los que la nueva revista denominó Los Danieles.
El crecimiento de suscriptores ordinarios de Cambio aumentó exponencialmente, así como sus asiduos lectores, a tal punto que en sus primeros nueve meses fue el segundo medio digital preferido por líderes de opinión en el país. Dada la expansión de la revista, recientemente los suscriptores fundadores fuimos informados de problemas financieros, con lo cual todos atendimos la solicitud de adelantar una nueva suscripción anual, con el mismo apoyo monetario que en sus inicios.
Dado el predominio de los medios digitales de información, varios suscriptores fundadores utilizaron con entusiasmo la red de Whatsapp creada por Cambio como parte de su resurrección para intercambiar mensajes sobre diferentes temas de actualidad. Sin embargo, sobre todo en los primeros meses de su creación, este intercambio fue sobre toda clase de temas, buena parte de ellos inoficiosos, lo que produjo cada día una enorme cantidad de tuits –desde la madrugada hasta avanzada la noche–, que transformó esa red en una “mensajería” aburridora. Por fortuna para Cambio, ha habido correcciones al respecto, que se centran en temas más o menos destacados, con predominio de lo político. No obstante, aún persisten algunos resabios de suscriptores fundadores que parece imposible que puedan corregirse.
En síntesis y sin lugar a dudas, la creación de la revista Cambio es un hecho destacado para el periodismo nacional, pues ocupa un lugar especial en el entorno informativo, que es necesario para el país en medio de la coyuntura por la que transita en la actualidad.