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La Madre Rusia

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Leopoldo Villar Borda
28 de febrero de 2022 - 05:30 a. m.
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Federación Rusa, Unión Soviética, Imperio Ruso. Se puede llamar de cualquier manera, pero siempre será “la Madre Rusia”, ese inmenso territorio que inspiró a músicos, poetas, novelistas y pintores nacidos allí para crear obras maestras y que ha sido un eterno enigma para los países cobijados por el rótulo de “Occidente”. Su nombre saltó al primer plano de la actualidad por la guerra de Ucrania y en todo el mundo se intenta desentrañar los motivos que llevaron a Vladimir Putin a precipitarla, buscando explicaciones en los antecedentes inmediatos cuando estas pueden hallarse más atrás.

La sola simbología de la cual se rodea el nuevo amo del Kremlin permite advertir su intención de revivir las glorias de los zares, cuyos dominios se extendían de tal manera que cuando la noche empezaba a caer en su extremo occidental, en el oriental ya comenzaba el día. Más que un país, el más grande del mundo, es un continente habitado durante más de mil años por diversos pueblos, principalmente eslavos, bálticos, judíos, alemanes, armenios, uzbekos y tártaros. Su centro del poder siempre fue Moscú, aunque San Petersburgo fue la capital durante dos siglos. La Madre Rusia, su personificación patriótica, se halla en textos oficiales, afiches, estatuas, obras literarias y cinematográficas. La expresión se mantuvo hasta en los tiempos de la URSS, cuando todo cambió, con una ligera modificación para adoptar la de la Madre de la Patria.

El presidente ruso no oculta su pretensión de restaurar el poder imperial y devolver a su país el orgullo que perdió con la desaparición de la Unión Soviética. Nacido en Leningrado (hoy San Petersburgo) en 1952, estudió en la universidad de esa ciudad y en 1975 ingresó a la KGB, donde lo sorprendió el derrumbe comunista. Hizo tránsito al círculo de poder de Boris Yeltsin y allí cimentó la carrera que lo llevó a la presidencia. Así, ha sido testigo y actor de la historia rusa durante más de la mitad de un siglo en el que la relación entre la Madre Rusia y los países occidentales ha sido dominada por la sospecha y las disputas por el predominio mundial.

El enfrentamiento por Ucrania es solo el más reciente episodio de esa conflictiva historia, que alcanzó su mayor intensidad durante la Guerra Fría, caracterizada por el espionaje y los intentos de desestabilización, subversión y confrontación directa o indirecta. Una guerra que en realidad no terminó, como lo muestran los recientes ataques cibernéticos y las interferencias para influir en los asuntos internos del rival, como ocurrió en las elecciones de 2016 en Estados Unidos.

Así como en el siglo XVIII la Revolución francesa generó la reacción de los monarquistas europeos, la Revolución bolchevique de 1917 provocó las conjuras de la diplomacia y los servicios de inteligencia occidentales para estimular contragolpes y el movimiento comunista internacional respondió en los mismos términos. Fue una guerra en la que tuvieron lugar episodios resonantes como el reclutamiento soviético de “los cinco de Cambridge”, un grupo de graduados de la universidad de esa ciudad que trabajaron para Moscú.

Los dos bandos atizaron el descontento de las minorías en los territorios enemigos para fragmentarlos y debilitarlos. Aunque Estados Unidos y sus aliados se proclamaron ganadores de esa guerra, Rusia nunca se dio por vencida. La disolución de la Unión Soviética no acabó con la Madre Rusia. Si a lo anterior se agrega que la expansión de la OTAN hacia las fronteras rusas acentuó la desconfianza de Moscú, que no se resigna a un papel secundario entre las superpotencias, es fácil entender por qué Putin actúa como lo hace. Más aún, si se tiene en cuenta que Kiev, la capital de Ucrania, es la cuna del Estado ruso antiguo, nacido allí en el siglo IX con el nombre de la Rusia de Kiev, la primera Madre Rusia.

Leopoldo Villar Borda

Por Leopoldo Villar Borda

Periodista y corresponsal en Europa
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Carlos(19865)03 de marzo de 2022 - 04:27 a. m.
Estoy en gran parte de acuerdo con el columnista. Primero fue la Rus, después el Imperio de los Zares, más tarde la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y desde 1991 la Federación Rusa, una superpotencia que quiere cambiar la arquitectura geopolítica del mundo y que exige un vecindario inmediato despejado y amigo, no uno dominado por su enemigo. Es que la OTAN es el brazo armado de EUA.
Juan(29881)02 de marzo de 2022 - 04:14 a. m.
Análisis fuera de contexto
luis(46988)01 de marzo de 2022 - 12:43 a. m.
Bueno informarse con el que esta bien documentado. todo es producto del imperialismo , sea americano ,chino , ruso , ingles, japones , ellos mandan en el mundo y si sus vecinos no se someten a sus caprichos , viene la inavasion o el blequeo economico, ese es el mundo en que vivimos, para America empezo con la llegada de los europeos.
  • María(60274)01 de marzo de 2022 - 02:23 a. m.
    Lo malo es cuando una de esas potencias pone a pelear vecinos para sacar provecho como lo hace EEUU en Colombia, Venezuela, Ucrania, Rusia y Taiwan, China.
PEDRO(90741)01 de marzo de 2022 - 12:06 a. m.
Cuenta regresiva: faltan 160 días para que termine este mafioso gobierno. Escoja críticamente entre los mejores candidatos con comprobada experiencia y honestidad en trabajo público.
  • Hernando(19876)01 de marzo de 2022 - 03:36 p. m.
    excelente conteo atrás . Gracias..
DORA(2370)28 de febrero de 2022 - 11:34 p. m.
Pilas, El Espectador, creí que el respetado señor Leal había fusilado el título.
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