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Propuestas de reformas

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Francisco Leal Buitrago
13 de febrero de 2023 - 02:05 a. m.
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El “tira y afloja” del Gobierno nacional con sus propuestas de reformas ha sido constante. Paz total, laboral, de la salud, pensional, de la justicia, agraria, tributaria y otras cuantas salen a diario en las noticias, alimentadas además por los tuits que constantemente envía Petro, como una de sus actividades favoritas de gobierno. Casi todas ellas son necesarias en un país atiborrado de problemas, aunque las contradicciones en el equipo de gobierno dificultan organizaciones adecuadas orientadas hacia la opinión pública. Entre otros factores, el nombramiento de personas poco idóneas en cargos gubernamentales por recomendaciones (clientelismo) ha estimulado el desorden gubernamental y noticioso.

Si hay algo básico que ha caracterizado al país es la falta de control del Estado en alrededor de la mitad de su territorio, lo que impide —según Max Weber— tener un Estado moderno. Tal carencia de control explica, en principio, buena parte de los problemas más visibles del país, que aumentaron y se diversificaron a partir de la aceleración de la tardía modernización capitalista finalizada la Segunda Guerra Mundial. La diversidad de violencias, el incremento del clientelismo político (intercambio extraoficial de favores), el marginamiento de gran parte de la población en edad laboral, la concentración de capital, la diversificación de grupos criminales —varios en connivencia con funcionarios públicos, como gobernadores, diputados, alcaldes y concejales— son fenómenos destacados entre otros. En apariencia contradictorio, Colombia se caracteriza por ser uno de los países más “democráticos” de la región, con escasas dictaduras y regularidad electoral. La autonomía regional, facilitada por sus diferencias geográficas y biológicas, y sus deficiencias en la comunicación entre regiones explican en buena parte este fenómeno, pues debilitan el poder central del Estado al impedir un control nacional efectivo, inhibiendo dictaduras y gobiernos autocráticos.

Sobre esta base, para evitar la constante reproducción de problemas y facilitar la sostenibilidad de las reformas propuestas, sería conveniente priorizar otras reformas que conduzcan a la modernización del Estado, es decir, que tenga la capacidad de controlar el territorio nacional. Una drástica disminución del clientelismo es un principio destacado que habría que propiciar, con pleno apoyo de la sociedad civil. Así mismo, sería indispensable una profunda reforma de la Fuerza Pública. Por eso conviene la propuesta de un nuevo Ministerio de Paz, Convivencia y Seguridad, que incorpore una Policía Nacional desmilitarizada y de mayor tamaño, además de instituciones civiles de seguridad, como el INPEC; además, es indispensable la reducción del tamaño de las Fuerzas Militares y su reorganización con énfasis en el control de la seguridad nacional interna y menos rimbombancia en la seguridad exterior, que ha sido la base del desarrollo militar. De igual manera, la institucionalidad del Estado, a nivel nacional, regional y local, debería ser objeto de una reestructuración adecuada para completar el control estatal del territorio nacional.

Estas líneas generales son un esbozo de la complejidad de lo que habría que diseñar y desarrollar para modernizar el Estado y ante todo garantizar que las demás reformas que se adelanten tengan sostenibilidad en el tiempo.

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