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Freddy Rincón
28 de junio de 2010 - 02:26 a. m.
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Por fin comenzó el Mundial. El juego monótono y sin emociones de la primera fase ya es sólo un recuerdo. Con los partidos de octavos que ya se han disputado, todos esperamos espectáculo, ése que faltó en la aburrida fase de grupos.

Uruguay y Corea del Sur lo demostraron en un partido de dos fases. La primera con un Uruguay bien organizado defensivamente, como ha sido normal durante Sudáfrica, ya que si no hubiese sido por el cazamariposas de Muslera, su arco seguiría en ceros. Con Forlán y Cavani haciendo el papel de falso 10 y falso extremo derecho, respectivamente, le filtraron balones, cada vez que tuvieron el balón, al punta, Luis Suárez. Ése sí que tiene olfato goleador y hambre de protagonismo.

Y la segunda fase inició después del empate. Un Uruguay nervioso y sin ideas ofensivas, que, si no es por el magnífico gol de Suárez, Corea, un equipo dinámico a esa altura del juego, lo hubiera superado por condiciones físicas. Pero la garra charrúa se salió con la suya y ahora sólo piensa en cuartos.

Después vi a EE.UU., una de las grandes sorpresas de este Mundial. Pero se encontró con una durísima selección de Ghana, la cual entró motivada por ya no ser un país, sino todo un continente. El arquero salvó a los ghaneses de ser superados ampliamente, fue la gran figura, pero no más que los delanteros, quienes fueron letales al meter las pocas que tuvieron.

Los uruguayos no la tendrán fácil. Ojo con ese Gyan. Será un duelo muy interesante entre el artillero y Lugano, Godín y Diego Pérez, los del cuchillo entre los dientes.

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