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Lo nativo y lo exótico en el verde urbano: necesidad de un buen debate

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Germán I. Andrade
20 de febrero de 2025 - 05:05 a. m.
“No toda especie exótica es invasora, y el dilema cerrado 'nativo versus exótico' no ayuda”: Germán I. Andrade.
“No toda especie exótica es invasora, y el dilema cerrado 'nativo versus exótico' no ayuda”: Germán I. Andrade.
Foto: Jardín Botánico de Bogotá
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Progresa un debate contra la Alcaldía de Bogotá por la presencia de especies no nativas en el terminado verde de la infraestructura de transporte. De celebrar la preferencia por las especies nativas que se echan de menos. Pero el debate, que se presenta casi como otro crimen ambiental, debe cualificarse y completarse.

Según el informe de la IPBES, las invasiones biológicas son causa creciente en pérdida de biodiversidad en el mundo, pero esto no quiere decir que allí donde hay especies exóticas siempre hay pérdida de biodiversidad. El riesgo nocivo de invasión hay que considerarlo en contexto, en especial en espacios urbanos que colindan con áreas silvestres, como en el bosque oriental de Bogotá y algunos humedales. Allí hay invasiones biológicas y reemplazos ecosistémicos completos.

El debate hay que cualificarlo. No toda especie exótica es invasora, y el dilema cerrado “nativo versus exótico” no ayuda. Se entiende que el menosprecio histórico por lo nativo promueva en algunos el desprecio por lo exótico. Pero, si de soluciones se trata, no conviene fomentar un “chauvinismo botánico”. Algunas especies exóticas traen las historias de la investigación en horticultura de los holandeses, quienes llevaron las llamas y agapantos desde África a la jardinería universal. Ninguna de estas es especie invasora aquí. Atención debería darse a la ubicación de la hiedra europea, para que solo se expanda en estructuras de cemento. Nosotros, con la mayor diversidad de flora del mundo, no hemos hecho contribuciones significativas a la jardinería universal. La ausencia de especies nativas es más notoria en las estructuras duras. Allí los jardines verticales son altamente demandantes de agua y poco adaptativos. La flora de los enclaves secos andinos, como agaves, cactáceas y crasuláceas, estarían casi listos para traer la biodiversidad al espacio gris.

El debate debe además completarse. No es verdad que las especies nativas estén ausentes en los planes del Jardín Botánico. En especial hoy, por ejemplo, con el fomento de algunas especies y las intervenciones dirigidas a mejorar la diversidad funcional, como jardines de polinizadores. Pero es insuficiente. Más que el reemplazo abrupto o frenético de lo exótico, es importante contar con indicadores de diversificación de la flora urbana con especies nativas. Hay alto potencial con las ericáceas y orquídeas terrestres, por ejemplo. También hay que revisar los modelos de paisajismo, que deberían incluir formas y funciones acordes a los espacios urbanos, y evocativos de nuestros espacios naturales. No viaja uno a una ciudad tropical andina a observar cerros cuya apariencia es idéntica a las montañas que rodean Canberra en Australia.

Las causas de esta ausencia son profundas. La falta de investigación nos ha llevado a usar especies exóticas para la silvicultura, jardinería y acuicultura. En los espacios humanizados priman especies exóticas. No deberían promocionarse más especies con potencial invasor. Con previsión evitando las consecuencias negativas de lo que ya sabemos, y con precaución considerando las tendencias del clima, que cambiarían a futuro la viabilidad de la flora. Los ecosistemas del futuro no serán nativos versus exóticos, sino nuevos e inesperados. El modelo de paisajismo, jardinería y forestaría urbana debe cambiarse por uno que represente un urbanismo regenerativo de la naturaleza. Mientras tanto, la verdadera amenaza no es tanto las invasiones biológicas, sino las culturales. Entre ellas las plantas de plástico, promovidas en un urbanismo biofóbico, una jardinería cosmética y vacía. Naturalizar en este caso seria “desplastificar”. Es un debate, en fin, que debe hacerse además de manera estructurada. Flaco favor se hace en las redes sociales, que aparecen como una forma rápida e inconveniente de simplificar, descalificar y hasta insultar, cubriendo los espacios de una discusión amplia, necesaria para la apropiación social de la biodiversidad urbana, en la cual lo exótico, incluyéndonos nosotros mismos, debería estar presente.

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boris Villanueva Tamayo(r0l2e)21 de febrero de 2025 - 03:32 p. m.
Nuestra diversidad han aportado a la jardinería, Cientos de plantas cruzaron el Atlántico para llenar los invernaderos victorianos y otros “glasshouse”, los árboles fueron ensayados por Eduard André en las calles de parís infructuosamente, también compartimos especies nativas con los países andinos que se han ido intercambiando durante años, hoy en día se trafican por eBay en europea semillas y plantas y el colmo, plantas que solo se conocen de cultivos en Europa y Estados Unidos
Alberto Rincón Cerón(3788)20 de febrero de 2025 - 09:15 p. m.
Interesante.
cdevia(43802)20 de febrero de 2025 - 08:09 p. m.
Efectivamente, mas "exóticos" que nosotros nada. Fundamental rescatar la biodiversidad local por lo valioso de esta y para su reconocimiento, sin desdeñar lo que ofrecen las introducidas. El enemigo "oculto" y muy sugestivo son las plantas de plástico o las "inmortalizadas" y el terrible prado sintético, emiten sustancias tóxicas. Fundamental priorizar plantas con ofertas "tangibles", todas las plantas por naturaleza son "bonitas", pero no todas ofrecen alimento o hábitat para la fauna.
micorriza(d243q)20 de febrero de 2025 - 07:36 p. m.
Los únicos invasores german i andrade somos nosotros los descendientes de los invasores...
DIEGO ARMANDO CRUZ CORTES(25270)20 de febrero de 2025 - 02:46 p. m.
El radicalismo en Colombia se da en todas las esferas incluyendo la de la arborización. Que sería de Washington sin los hermosos cerezos japoneses. Bogotá es cosmopolita, es suma de diversas culturas, conservemos lo andino y lo de la sabana preservando con limites los arboles que suplieron la deficiencia de años anteriores como el Urapán, las palmas africanas de la calle 57, el Eucalipto. La palma de cera entonces no se podría sembrar en nuestros parques por ser nativa del parque de los nevados
  • boris Villanueva Tamayo(r0l2e)21 de febrero de 2025 - 03:20 p. m.
    En Cundinamarca hay varias especies de palma de cera, incluyendo Ceroxylon quindiuense que se distribuye naturalmente a la altura de Bogotá, adicional hay otras plantas que se están investigando para el arbolado urbano
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