197 niños

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Gonzalo Mallarino Flórez
10 de septiembre de 2022 - 05:00 a. m.
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Ha informado la Defensoría del Pueblo que, en lo que va de este año, han muerto en Colombia 197 niños por causas asociadas a la desnutrición.

Es decir, sin eufemismos, se enfermaron y se murieron de hambre. La Guajira y el Chocó son los departamentos con más muertes infantiles. Se trata, en este caso, de niños y niñas de 5 años o menos. Y se trata de dos regiones que secularmente se han mirado con desprecio desde Bogotá. Históricamente, desde el grito de Independencia. Y antes. Eso allá tan lejos no importa.

Sí, eso ha informado el defensor del Pueblo, que se la pasa haciendo “alertas tempranas” pero llegando tarde a todos los sitios de Colombia donde se le necesitaba. Donde era preciso que hiciera lo que supuestamente debe hacer como defensor del Pueblo: defender al pueblo. A la gente, a las familias, a los niños y niñas que se pueden morir de hambre.

Pero no hizo nada. O sí, me imagino que hizo unos documentos y mandó unos correos, hizo unas llamadas, unas reuniones, y ya. Igual, los niños se murieron. Pero él cumplió.

¿Qué hizo Iván Duque, que era el presidente de la República? ¿Qué hizo la directora del ICBF de entonces? ¿Qué hicieron todos los ministros y los directores de departamentos administrativos, cuya obligación es proteger a los niños, a sus mamás, a sus familias, cada uno desde su campo de responsabilidad? ¿Qué hicieron los gobernadores y alcaldes de los departamentos y municipios donde en este momento —ya entrado este siglo reluciente del progreso y la tecnología—, se mueren niños de hambre?

¿Qué hicieron?

No se sabe. Ya va cada uno montado en la cresta de la ola de su carrera profesional. Y no miran para atrás. No pueden, no tienen tiempo. Sólo los espera el éxito. La coronación de unas carreas admirables. ¡Qué van a pensar ahora en niños muertos!

¿Qué hicieron los directores de los gremios, los banqueros, los zares de la industria, los brillantes emprendedores? ¿Qué hicieron, o que dejaron de hacer nuevamente, los congresistas, los concejales y los diputados? ¿Qué hicieron los dueños de los medios de comunicación y los periodistas de las 6 de la mañana, de las 5 de la mañana, esos profesionales de la angustia? ¿Esto no los perturbó? ¿No ameritaba una cruzada y una defensa férrea de los niños, que ellos fácilmente hubieran podido adelantar?

¿Qué va a hacer ahora el presidente Petro, con todo su equipo, para garantizarnos que no se va a morir un niño más de hambre en Colombia? ¿Que no se va a morir un niño más por cualquier causa? Porque ese es su deber, ¿no? Tiene que poner a salvo lo más delicado y lo más dulce y lo más importante de este viaje nuestro por el mundo: los niños y las niñas.

¿Ustedes se imaginan la cara de la mamá, de cada mamá, de cada chiquito y cada chiquita que se han muerto de hambre? El dolor y el desconcierto. La rabia y la desesperanza. Besando las cabecitas y las barrigas, por última vez, y gimiendo de tristeza. Pensando, aquí en mis brazos, aquí contra mi pecho, aquí en mi propia tierra, mi país me mata los hijos.

Como dice el narrador en El Otoño del Patriarca: qué país de mierda.

Gonzalo Mallarino Flórez

Por Gonzalo Mallarino Flórez

Escritor. Autor de varios libros de poesia y de ocho novelas, de las que hacen parte sus célebres Trilogía Bogotá y Trilogía de las Mujeres. Es frecuente colaborador de importantes periódicos y revistas
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