Hay dos hechos insoslayables: es un alivio inmenso que Israel haya hecho un alto al fuego en Gaza y que la población palestina, por ahora, pueda regresar a su territorio y recibir ayuda vital. Y segundo, Hamás es un grupo terrorista. Los crímenes que cometieron el 7 de octubre de 2023 en los kibutz israelíes, en los que fueron asesinados 1.200 civiles y secuestrados 250, son despreciables y deben condenarse.
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En este momento en que se cumplen dos años de esos hechos, que desataron la barbarie del Estado de Israel y han producido el asesinato de más 67.000 palestinos en Gaza –la mayoría mujeres y niños– a manos de las Fuerzas de Defensa de ese país, he acudido al análisis de observadores de la realidad internacional y me he encontrado con informaciones que me han dejado pasmado.
Políticos, periodistas y académicos que parecen serios y objetivos, entre los que están nombres como los de Bernie Sanders, Jeffrey Sachs, David Hearst, John Mearsheimer y Richard Sanders, han aportado en los medios de comunicación información que el aparato de propaganda israelí y los grandes medios de comunicación en Occidente, han ocultado total o parcialmente.
Un número considerable de las muertes en los kibutz, fueron causadas por las propias Fuerzas de Defensa israelíes, disparando indiscriminadamente. Es falso que, como han sostenido durante dos años las autoridades israelíes, Hamás haya decapitado niños y quemado otros en hornos. Es falso que Hamás, como práctica sistemática, haya cometido violaciones y vejámenes sexuales en el ataque. Es falso que el plan de paz propuesto por Estados Unidos, sea eso, un plan de paz, pues no contempla la solución elemental de dos estados coexistiendo y lo que parece ser es una estratagema para desplazar a más de dos millones de palestinos, despojarlos de su territorio y establecer allí una especie de régimen colonialista que beneficia solamente a Israel y a países poderosos de Occidente. Los Estados Unidos y varios de esos países poderosos de Occidente han financiado un altísimo porcentaje del gasto militar de Israel en Gaza. El Estado Mayor israelí habría establecido, desde el principio, una meta de 50 palestinos a asesinar por cada israelí muerto en los kibutz, es decir, una meta de no menos de 60.000 palestinos muertos que, ya lograda, ha hecho posible que Netanyahu considere el retiro de su ejército de Gaza y la supuesta implementación de este “plan de paz”.
Esto es, entre otros asuntos, lo que dicen analistas que el mundo entero conoce. No son unos aparecidos, ni los miembros de unas “bodegas” internacionales falaces y malintencionadas, guiadas por un perverso antisemitismo. No. Es gente seria y profesional, objetiva, de reputación y trayectoria. Y lo que afirman es estremecedor.
Con razón los del Comité Noruego del Nobel, que otorga cada año el Premio Nobel de la Paz, no cayeron en la trampa. Deben de estar al corriente de estas informaciones. Eso es también un alivio.