Algo de este tenor afirmaban los viejos marxistas. Era una vindicta contra la posición política burguesa y el modo de acumulación capitalista. Es decir, lo decían los “revolucionarios” y “progresistas” contra lo que consideraban las capas reaccionarias de la sociedad, que monopolizaban los medios de producción.
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Ya sabemos en los horrores que terminó todo eso. Toda esa demagogia de la “dictadura del proletariado” y el “socialismo” y el supuesto enaltecimiento de las clases trabajadoras. Basta pensar en Stalin y en Mao, por ejemplo, que fueron responsables del asesinato de millones de sus connacionales. En fin, parecería un anacronismo.
¡Pero no lo es!
En los últimos años, aquí cerca de Colombia, hemos visto ejemplos de esto. Hemos visto la falacia de las ideologías al servicio de gobernantes tramposos y rapaces que empobrecen y quebrantan a su pueblo mientras ellos y sus socios se forran con los dineros del Estado. Miren a Nicolás Maduro y a Daniel Ortega, por ejemplo, unos verdaderos gánsteres. Miren también en lo que va desde hace décadas la Revolución Cubana. Todos esos gobernantes mienten con la boca llena y ante el hecho insoslayable de que sus sociedades están sufriendo enormemente, se excusan en lo ideológico, se tapan con vindictas y admoniciones para señalar, mentirosamente, que las cosas van mal porque sus “ideologías” salvadoras están siendo atacadas y acorraladas.
Lo que sí era inconcebible era que esto pasara en Colombia ahora, y está pasando con el presidente Gustavo Petro. No porque venga de la izquierda, no porque sea el primer gobierno de izquierda de la historia, sino porque para justificar su torpeza en la conducción del Estado en ciertas ocasiones, su torpeza para gobernar en determinadas coyunturas, su fracaso en muchos proyectos que ha emprendido, les echa la culpa a los demás, los acusa de estar bloqueándolo porque no han aceptado, no han comprendido, no han abrazado las virtudes incuestionables de su concepción ideológica.
Va un ejemplo: es que el sistema de salud se va a reventar porque ustedes, mis antagonistas, desprecian mi ideología, desconfían de mí por mi ideología. Entonces, detienen, obstaculizan mi proyecto ideológico y por eso salen mal las cosas. Y por eso Colombia va a sufrir lo indecible. Mejor dicho, todo estaría bien en el país si ustedes acogieran mi visión ideológica. Y si todo sale mal, es por culpa de que ustedes, mis antagonistas, que despreciaron y satanizaron mi ideología.
Y para defender esto, además, el presidente Petro se ha vuelto lenguaraz, que no lo era. Como congresista no lo era. Era apasionado, punzante, sí, pero siempre valeroso, informado, siempre en contacto con la realidad. Ahora, tristemente, se parece no solo a tipos como Maduro y Ortega, sino a tipos como Trump, lo que ya es gravísimo. Dice cualquier dislate.
Hay que cerrar el pico y ponerse a trabajar con lo que hay, con las fuerzas políticas y las instituciones que hay.