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Doscientos años

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Gonzalo Mallarino Flórez
23 de agosto de 2023 - 02:00 a. m.
"¿Cuánto cuesta al mes ese gobierno espurio? Porque es necesario mantener a sueldo a mucha gente. Militares, jueces y magistrados, periodistas, propagandistas, políticos, espías y esbirros, empresarios, fuerzas secretas de seguridad, en fin... Lo que debe costar mantener ese aparato de corrupción al mes. Millones y millones de dólares. Con razón se “chuparon” el erario público, a PDVSA y casi toda la industria, el sistema de salud, todo. Debe de costar un potosí al mes pagar y sobornar a tanta gente" - Gonzalo Mallarino.
"¿Cuánto cuesta al mes ese gobierno espurio? Porque es necesario mantener a sueldo a mucha gente. Militares, jueces y magistrados, periodistas, propagandistas, políticos, espías y esbirros, empresarios, fuerzas secretas de seguridad, en fin... Lo que debe costar mantener ese aparato de corrupción al mes. Millones y millones de dólares. Con razón se “chuparon” el erario público, a PDVSA y casi toda la industria, el sistema de salud, todo. Debe de costar un potosí al mes pagar y sobornar a tanta gente" - Gonzalo Mallarino.
Foto: EFE - Rayner Peña
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Más de siete millones de venezolanos y venezolanas han salido de su país estos últimos años por culpa del régimen de Nicolás Maduro y sus amigos. Si puedo hablar con total honestidad, si puedo decir aquí lo que siento en las entrañas, yo creo que se trata del Gobierno ilegítimo de unos facinerosos que posan de estadistas.

¿Cuánto cuesta al mes ese gobierno espurio? Porque es necesario mantener a sueldo a mucha gente. Militares, jueces y magistrados, periodistas, propagandistas, políticos, espías y esbirros, empresarios, fuerzas secretas de seguridad, en fin... Lo que debe costar mantener ese aparato de corrupción al mes. Millones y millones de dólares. Con razón se “chuparon” el erario público, a PDVSA y casi toda la industria, el sistema de salud, todo. Debe de costar un potosí al mes pagar y sobornar a tanta gente.

Yo entiendo que el Estado colombiano no sea el llamado a restablecer el orden democrático en ese país. Tampoco Estados Unidos, con su sibilina política internacional. Eso le corresponde al pueblo venezolano. A nadie más. Y entiendo que el Gobierno colombiano, para asistir y proteger a cientos de miles de nacionales, tenga que entenderse comercialmente, políticamente, incluso diplomáticamente, con Maduro.

Pero ya ven ustedes, en estos días dijo Diosdado Cabello, segundo al mando, que ellos se estaban disponiendo a permanecer en el poder unos doscientos años más. El hombre tranquilo. No le temblaba la voz diciendo eso.

Yo no sé una palabra de geopolítica ni de diplomacia internacional. Yo solamente miro a la gente. Sobre todo a las mamás venezolanas con las que he tenido relación en los últimos cinco años. Siempre sentadas en los muros o en el piso, derrengadas, con un enjambre de niños prendidos a la cintura. Eso es lo único que sé. Que les tocó irse de su país porque ellas y sus hijos se estaban muriendo de inanición. Ya muchas ni siquiera están aquí. La mendicidad en Colombia las agotó hasta un nivel inconcebible. Y decidieron atravesar la selva del Darién y jugarse una vez más la vida. Tratando de llegar a México y de que allá un centro migratorio las ubique en Estados Unidos. Todo al azar, no hay nada garantizado. Cientos de personas mueren atravesando esa selva. Y estas mujeres con sus niños…

No sé nada de Ashly, de Ninoshka, de Rosebely, de Rosemary… Ni de sus niños. Me imagino que pronto se irán también Yoxelis y María, con Sofía y Luna. Y otras más. Y jamás las volveré a ver, jamás sabré si lograron “pasar”. Si están vivas o no. ¡Qué angustia tan grande!

Y mientras tanto estos gánsteres ahí. Tranquilos. Robando y robando. Y persiguiendo y torturando y desapareciendo y mintiendo y simulando.

Y las mamás y los niños en la calle. ¡Siete millones! ¿Cómo puede uno tener la piel tan gruesa? Saber que siete millones de connacionales se tuvieron que ir porque uno y sus amigos hicieron invivible un país. Y tener el cinismo de decir que se preparen, que viene 200 años más de lo mismo.

Gonzalo Mallarino Flórez

Por Gonzalo Mallarino Flórez

Escritor. Autor de varios libros de poesia y de ocho novelas, de las que hacen parte sus célebres Trilogía Bogotá y Trilogía de las Mujeres. Es frecuente colaborador de importantes periódicos y revistas
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jose(33220)24 de agosto de 2023 - 12:31 a. m.
bueno allá el rewgimen corrupto y sabemos que todos son bandidos . pero de que nos estrañamos . acá el grupo aval patrocinado y a la vez patrocimnador de la corrupción . y para no ser descubierto tenía a n H m haciendo hasta o imposible para que petro no fuera presidente . ¿cuál es la diferencia entre estos dos grupos de fascinerosos ?
Alberto(3788)24 de agosto de 2023 - 12:14 a. m.
Tal cual. Magnífica.
Daniel(rvd59)23 de agosto de 2023 - 07:12 p. m.
En Venezuela confluyeron una serie de factores políticos, económicos, sociales y culturales que fueron el caldo de cultivo para que ese régimen se pudiera posicionar y se fuera tornando inamovible. La corrupción de los militares en Venezuela está arraigada de tal manera, que no existe posibilidad alguna de acabarla. Nosotros en Colombia podemos soñar con un país mejor, ellos no.
Judith(76151)23 de agosto de 2023 - 06:46 p. m.
Muy bueno el artículo y compasivo Ud.
Guillermo(10826)23 de agosto de 2023 - 01:54 p. m.
Venezuela vivía principalmente del Petróleo y tenía refinadoras, dinero, oro, en algunos otros países. Estos para tumbar el gobierno le quitaron o embargaron como el 80% de los ingresos, pero llevaron miseria al pueblo, supongo que, algo fue aprendido de Cuba, para sostenerse en el poder hicieron algo parecido. Ni tumbaron al gobierno de Cuba en días ni al de Venezuela que tenía las horas contadas. ¿Quién decretó el hambre?
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