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Yo no soy un experto en geopolítica, pero mi percepción personal es que en gran medida el Estado de Israel ha originado la terrible violencia que hoy golpea a la nación judía. La ha engendrado el propio Estado de Israel. Más de 70 años de despojar de su tierra al pueblo palestino, de segregarlo y degradarlo brutalmente, son la explicación de por qué el grupo de asesinos de Hamás los ha atacado.
El Estado de Israel y sus líderes, empezando por Netanyahu, su ministro de Defensa y personalidades de esa catadura, han fermentado esa violencia en Oriente Medio a lo largo de las décadas. Netanyahu no es responsable del ataque de Hamás, eso es claro, pero es responsable de la indefensión y el riesgo mortal al que expuso a su nación.
Y es responsable de la mascare que el Ejército de Israel está produciendo al bombardear familias y comunidades en Gaza. Netanyahu y el ejército judío tienen derecho a defenderse de Hamás, pero no a asesinar niños y mujeres y muchachos indefensos. No. No hay una barbarie lícita y una ilícita. Una intolerable y otra tolerable. No. La barbarie es una sola. Los crímenes de guerra son unos solos. El Ejército de Israel no tiene derecho a matar a nadie en Gaza, entre la población civil. Ni a forzarlos a morirse de hambre, de sed, de enfermedad. Ni a desplazarlos. Y, además, lo que es inadmisible, secundado por EE.UU. y las potencias occidentales.
O, entonces, ¿en dónde trazamos la línea? ¿Seguimos como unos alucinados, ya extraviados, ya deshumanizados sin remedio, matándonos continuamente? ¿No hay en el Estado israelí quien tenga un atisbo de sensatez y se oponga al ataque salvaje del ejército judío a Gaza? Una voz, alguien sereno que pare esta violencia, que exija que no se incorporen más muchachos al ejército, que no se propague más la violencia en Oriente Medio.
Estoy persuadido de que el pueblo judío quiere vivir en paz con los palestinos. Cada uno en su país. Cada uno en su territorio. Me niego a creer que el pueblo judío lo que quiere es “borrar del mapa” a la nación palestina. Un genocidio. Me niego a creer eso.
El pueblo judío tiene derecho a exigirle a su Estado, a Netanyahu y su “gabinete de guerra”, que busque la paz. Mi percepción es que el Estado de Israel es hoy en día el peor enemigo del pueblo judío. Tal vez sería mejor que nunca hubiera habido “netanyahus”. Tal vez esta barbarie que hoy vemos no hubiera ocurrido.
El Estado de Israel tiene que saber cuánto sufrió el pueblo judío en el Holocausto nazi. ¡Tiene que saberlo! ¿Cómo es entonces que ha tratado de esa manera al pueblo palestino? ¿No aprendieron la clemencia, la humanización, el amor, la solidaridad? ¿Cómo es posible que el pueblo que sufrió el Holocausto, tenga un Estado que doblega y humilla a otras naciones?
La Autoridad Palestina, mientras tanto, tiene una labor esencial por hacer, una labor clarificadora y dadora de frutos de paz. ¡Desmarcarse claramente de Hamás!
