Publicidad

El fiscal y el ELN

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Gonzalo Mallarino Flórez
16 de agosto de 2023 - 02:05 a. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Es bien posible que el ELN y otros grupos delictuosos acaricien la idea de asesinar a un alto dignatario del Estado colombiano. Claro que es posible. Está en sus mentes degradadas. Son grupos en guerra en carne viva contra Colombia. En ninguno de ellos, hoy en día, se ve siquiera un destello, un ápice de ideario justiciero y social, una mínima coherencia política.

Yo no apruebo muchos de los procederes del fiscal Barbosa, me parece que en algunos casos solo es diligente cuando el asunto cae en la órbita de sus concepciones ideológicas o sus intereses políticos. De otra forma, investigaciones y denuncias se apolillan en los cajones.

Pero si él y su familia estuvieran ante ese tipo de peligro real, me solidarizaría con él y exigiría que el Estado hiciera lo necesario para protegerlo. Y aborrecería el más mínimo intento del que sea, de donde venga, de amenazar su vida y la seguridad de sus familiares y allegados.

Claro que sí.

Pero yo no le doy crédito, desde mi órbita personal de ciudadano común y silvestre, a su denuncia de que el ELN está o estaba fraguando un plan, en este preciso instante, para asesinarlo. No lo creo cierto. Yo no le creo al fiscal Barbosa. Me parece que su interés es darse notoriedad y reventar el proceso de diálogos con el ELN. Y, sobre todo, destruir la posibilidad —por infinitesimal que sea— de que el cese al fuego pueda cuajar y el presidente Petro consiga un logro político de semejante calado.

El fiscal, Álvaro Uribe, Iván Duque, Andrés Pastrana y otros adalides de las posturas más reaccionarias en Colombia no creen en asuntos de esos: en procesos de paz, salidas negociadas y bagatelas de esas. Abominan capítulos como los acuerdos de La Habana y se solazan en la mentira moral e histórica de la “guerra denodada contra las drogas”. Sobre esa falacia han fundado, en buena medida, muchos de sus éxitos profesionales.

Lo que convoca el fervor de sus votantes —ellos lo saben muy bien— es su fachada de hombres fuertes, “insobornables” cuando se trata de enfrentar el problema de drogas. Como si no hubiera ya todo tipo de señales y evidencias en el mundo entero de que la “guerra contra las drogas” solo ha aumentado el consumo en todo el planeta y ha hecho mucho más poderosos y destructivos a los carteles. ¡Ahora más que nunca!

Pero esa es otra discusión. No nos desviemos del asunto del fiscal y su afirmación de que el ELN, justo en este instante, estaba ideando un plan para asesinarlo.

Como digo, yo no le doy crédito al fiscal. Yo espero, sinceramente, que esté siempre a salvo, protegido y seguro, tanto él como su familia, y que pueda terminar su período y marchar hacia el olvido.

Eso deseo para él. Si algo de esta naturaleza le sucediera sería desastroso para Colombia, una terrible tragedia nacional. Y yo no me perdonaría, en los años que me queden de vida, haber escrito esta columna.

Él dice tener fuentes ciertas. Las autoridades deben investigarlas. Sí. Pero yo no le creo.

Gonzalo Mallarino Flórez

Por Gonzalo Mallarino Flórez

Escritor. Autor de varios libros de poesia y de ocho novelas, de las que hacen parte sus célebres Trilogía Bogotá y Trilogía de las Mujeres. Es frecuente colaborador de importantes periódicos y revistas
Conoce más

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.