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El gabinete de ministros (II)

Gonzalo Mallarino Flórez

28 de abril de 2023 - 09:00 p. m.

Repito lo que escribí el 2 de marzo, cuando salieron del gabinete el ministro de educación y la ministra de cultura: el presidente está en todo su derecho de modificar y conformar su equipo de gobierno como le parezca.

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Según han informado los medios de comunicación, los cambios de esta semana obedecen a que el presidente ya no quiere tener en su gabinete ministros que no sean afines a su proyecto político. Está perfecto, con su pan se lo coma, como dicen, no pasa nada. Ya eso ha sucedido antes. Virgilio Barco gobernó así, si no recuerdo mal. No tuvo sino ministros liberales. Nadie de otras tendencias políticas. Y le fue bastante bien, según recuerdo.

A mí lo que me importa, y vuelvo a mi cantaleta como si estuviera haciendo una plana en la primaria, es la vida, la vida, la vida. Que paren los asesinatos. Que no mueran niños de hambre con estos nuevos ministros o con otros que vengan. (Y vendrán, solo van 10 meses de 48. Vendrán un período presidencial es largo y lleno de acontecimientos). Pero mi vara de medir es esa: la paz y la vida. En cada vereda y en cada barrio de Colombia.

Los cambios y las reformas que pretende hacer el presidente hay que tramitarlos en el Congreso. Ahí se verá la muñeca política de Petro. O hace consensos o no le pasan sus proyectos de ley y no puede gobernar. Y entonces fracasaría. Y mejor que dependa solo de los suyos, de los congresistas y los ministros de su partido, es hasta más claro el debate. Es más, me gusta la idea en estas circunstancias políticas e históricas de Colombia, me gusta la idea de un gobierno de partido.

Pero los cambios se hacen en el Congreso, no incitando al motín y la asonada. Se hacen en acción con los otros partidos políticos y las otras visiones de Colombia. No hace bien el presidente amenazando con que va a “movilizar al pueblo” si no le pasan sus proyectos. Eso es demagógico. El ámbito es el Congreso. La gente en las calles es indispensable en nuestra democracia, claro que sí, pero eso no exime al presidente de hacer política y de gobernar con habilidad y tino.

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Además del Congreso, para tranquilidad de todos, están las Cortes. Son la garantía del sistema vital de contrapesos. Con los actuales fiscal y procuradora no cuento, pertenecen al gobierno anterior, son sus adalides soterrados y son completamente reaccionarios, reactivos a lo que piense o intente hacer el nuevo gobierno. Y, como si fuera poco, por lo menos en el caso de uno de ellos, transcurridos solo 10 meses de un total de 48, ya está en campaña presencial. Por eso dice las barbaridades que dice, dañando a Colombia en los foros internacionales.

Veremos qué logra la izquierda política colombiana.

A ver si es cierto que nunca lograrán nada positivo en la América Latina, como dicen algunos analistas, algunos fatalistas. Aquí quiero yo ver los hombres “que doman caballos y dominan los ríos; los hombres que les suena el esqueleto…”. Los que actúan, no los que echan peroratas.

Por Gonzalo Mallarino Flórez

Escritor. Autor de varios libros de poesia y de ocho novelas, de las que hacen parte sus célebres Trilogía Bogotá y Trilogía de las Mujeres. Es frecuente colaborador de importantes periódicos y revistas
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