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Hasta la persona más cándida estará pensando ya que los sobornos que provinieron de la UNGRD eran, si no ordenados expresamente por el presidente de la República, de su pleno conocimiento.
Este es un caso asqueroso de corrupción, con coimas pagadas en efectivo en unos maletines y en el que los instrumentos del delito, por lo que se ha venido a saber, serían el entonces director del DAPRE, González, el entonces ministro Bonilla, el entonces ministro Velasco, el director y el subdirector de la Unidad en aquel momento, y los entonces presidentes de las cámaras, Name y Calle, amén de mucho mando medio y mucho sacamicas. Name y Calle, que habrían recibido la plata en fajos de billetes, son los más despreciables, son unos rateros, unos cascareros como decimos en la calle.
Jugarse uno la vida, la honra, la carrera, por unos billetes, por unos centavos en realidad -porque qué son 1.000 o 3.000 millones de pesos para un tipo de esos-, es de rateritos, de cacos, de atracadores. Es que Name y Calle eran congresistas de la república, eran los presidentes de las cámaras, no se trataba de cualquier dignidad.
Y Petro, que hizo una admirable carrera como congresista denunciando y enfrentado la corrupción, ahora como presidente lo orquestó todo, o lo permitió todo. En el caso de algunas de las personas nombradas, aún no hay condenas ni fallos judiciales, lo sé, pero es en verdad muy difícil no pensar así, habría que ser muy cándido como ya se dijo. Petro, como presidente, estaba buscando de forma ilegal que unos congresistas desde sus posiciones de privilegio le ayudaran a tramitar los proyectos de ley que nunca fue capaz de sacar adelante a través del trabajo político esforzado, planeado, concertado, que jamás estuvo en disposición de hacer.
Por eso siempre habló de que “no lo dejaban gobernar”, de que “las élites y las oligarquías no lo dejaron gobernar”. De verdad, como si estuviéramos todavía bajo la confusión de la demagogia política e ideológica de otras épocas. Petro ha tenido una oposición muy fuerte, eso no se niega, pero por eso mismo había que gobernar y trabajar con el Congreso, con el empresariado y con las instituciones. Y lo hizo por altivo, por vanidoso, por terco, y en últimas, por sectario.
Y así, su Gobierno será un fracaso desmoralizante para la nación colombiana, ya no solo porque va a dejar al país reventado por cosas como estar subyugado por el hampa y el crimen organizado en buena parte del territorio nacional, o por tener un sistema de salud que se está cayendo a pedazos, exponiendo a la muerte a millones de personas, sino porque durante su mandato la corrupción secular del Estado no solo no se combatió, como él lo prometió durante su campaña, ¡sino que aumentó!
Petro, como presidente, fue tan arbitrario y tan errático que no pudo gobernar. Y tuvo que recurrir, más de una vez, a la corrupción. Chantajes, amiguismos, sobornos, en fin, utilizó todo el catálogo.
