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Así dijo Benito Juárez, político de origen indígena que fue presidente de México varias veces en la segunda mitad del siglo XIX.
Uno no puede ejercer sus derechos en circunstancias en las se quebrantan los derechos de los demás. Tener por inviolables los derechos de los demás es la única vía a la civilidad y la convivencia. Cuánta violencia nos habríamos ahorrado en este mundo si hubiéramos acogido la máxima del gran líder mexicano. Cuántas vidas se habrían salvado, cuántas familias, cuántas naciones, cuántos países…
Me doy cuenta de que estoy hablando en términos muy generales, muy imprecisos, muy vagos. Hablar de toda la humanidad y de lo que le ha acontecido en los últimos 150 años es materia sumamente complicada. Enfoquémonos solo en Colombia y solo en los últimos meses.
¿El movimiento estudiantil de la Universidad Nacional, que impidió la actividad académica durante tres meses, está respetando el derecho a la educación de miles de estudiantes que necesitan formarse y terminar sus carreras, que están haciendo un esfuerzo por pagar sus matrículas, que necesitan salir cuanto antes al mundo laboral? ¿Y cuál es la relación, si la hay, de ese movimiento estudiantil con los encapuchados que tratan de asesinar policías a la entrada misma del campus, tirándoles bombas incendiarias? Hay un derecho a la protesta, a la deliberación, sobre todo en una universidad pública, ¿pero los derechos de los demás? ¿La calidad y oportunidad de la formación de miles de personas, la vida de los agentes del orden y el derecho al transporte de millones que no pueden acceder esos días al Transmilenio son derechos que no valen? ¿O que se pueden cancelar para que unos pocos sientan que coadministran la universidad y son unos grandes líderes?
¿Los señores de Fecode, que impiden que se abran los colegios públicos de todo el país cada vez que desarrollan sus protestas, no están al tanto del derecho a la educación de millones de niños y niñas? ¿Del derecho al trabajo de los padres de los niños, que esos días tienen que quedarse en la casa? Y algo más grave, muchos niños cuentan, vitalmente, con la comida del colegio. Entonces, ¿los prohombres libertarios de Fecode no se conduelen con el derecho a la alimentación de los niños? ¿Lo cancelamos por unos días, lo aplazamos? ¿Y el hambre de los niños?
¿A las comunidades que bloquean las vías del país les importan un bledo los derechos de millones de colombianos? ¿Qué pasa con el derecho al trabajo, la movilidad, la producción, la salud y la alimentación? Puede ser que acudan a esos bloqueos porque el Gobierno les ha incumplido, pero ¿y los derechos de los demás no importan? ¿Las necesidades y el empobrecimiento de todos son cosas que se pueden ignorar? ¿Y los taxistas y motociclistas que bloquean las calles escupen también sobre los derechos de toda la ciudadanía?
Aquí en Colombia, en verdad, muchas veces todos estamos siendo extorsionados.
