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Aquella idea del cachaco bogotano ya no es sino un desleído cuadro de costumbres, una tarjeta postal pasada de moda. Eso no es Bogotá ni lo bogotano hace muchos años. Además, era patriarcal, pues era la supuesta síntesis de “lo bogotano” en la personalidad y el ademán masculinos.
Bogotá es hoy en día algo más vivo, mucho más cromático y poderoso: es la mezcla de toda Colombia. Ser bogotano o bogotana es ser el producto de la combinación de los tipos raciales, de los rituales familiares y culturales, de las fuerzas vitales de millones de personas que con el paso de las décadas se asentaron aquí. Y se mezclaron.
Bogotá, que es a veces tan dura y violenta, ha sido inmensamente generosa con toda Colombia, en el sentido de que ha hecho esfuerzos colosales para hacer posible que millones de personas pudieran encontrar una vida aquí. Y mal que bien, les ha dado trabajo, vivienda, educación, bienes culturales, salud y servicios públicos. A millones de personas provenientes de todas las regiones del país.
Bogotá está a cientos de kilómetros de los dos océanos y a 2.700 metros de altura, no es fácil llegar a ella, no lo ha sido nunca. Pero a pesar de eso, las migraciones han sido incesantes desde hace más de 100 años. La gente ha buscado una mejor vida en Bogotá y en un porcentaje alto lo ha conseguido. No hay una ciudad en todo el país que haya hecho tamaño esfuerzo por la nación entera, por la unidad de la nación entera. Claro que ha sido difícil, pero Bogotá, con sus luces y sombras, ha acogido a todo el mundo. Y ya somos más de ocho millones de almas.
Por eso ser bogotano y bogotana, hoy en día, es, precisamente, ser todo el mundo, es ser toda Colombia mezclada en busca de nuevas potencias y nuevas pulsiones humanas. No se crean el cuento ese de que Bogotá no es de nadie y nadie la quiere. Eso es paja. Bogotá es de todos y todas, de toda la nación colombiana. Todas las vertientes raciales, todos los tonos de la voz, todos los colores de la piel, todo eso conjugado. Y esa es la nueva bogotanidad. ¡Y claro que queremos a nuestra ciudad!
Estudios recientes han establecido que no era cierto que la llamada violencia política fuera la principal causa de la migración a las ciudades. Esto ha permitido conocer cómo fue verdaderamente el proceso de urbanización del país. En el caso de Bogotá, los estudios han señalado que los mayores flujos migratorios se observaron en los primeros 50 años del siglo pasado, antes de La Violencia. Esto lo confirma el hecho de que las mayores tasas de crecimiento de la ciudad, históricamente, se observan en ese período.
Bogotá ha unido a toda Colombia. La ha reunido, la albergado. Bogotá representa, casi como ninguna otra región del país, la nacionalidad colombiana. Y su equivalente, esta nueva bogotanidad de la que hablo y que hemos construido entre todos, tiene una importancia crucial: esta ciudad ya no es de cachacos, es de toda Colombia, es toda Colombia.
