Ay, la luminosa ilusión, la dulce candidez de la infancia, cuando le escribíamos al Niño Dios pidiéndole. Y aguardábamos con fruición la llegada de la Nochebuena, mirando de reojo el arbolito todas las mañanas.
Poníamos el portal con la Virgen y San José, con la cunita de paja en medio, y hacíamos con arena, entre la lama y los quiches, el camino de los Reyes Magos y los pastores. Y volvíamos otra vez los ojos para mirar los regalos que, despacio, iban reuniéndose alrededor del pino aromoso, fragante…
Después pasa la vida con sus valles de lágrimas y nos va quitando esas cosas. Perdemos esas cosas como si fueran el precio que...

Por Gonzalo Mallarino Flórez
Escritor. Autor de varios libros de poesia y de ocho novelas, de las que hacen parte sus célebres Trilogía Bogotá y Trilogía de las Mujeres. Es frecuente colaborador de importantes periódicos y revistas
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