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La gente, las naciones

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Gonzalo Mallarino Flórez
24 de enero de 2024 - 02:05 a. m.
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Todos los países del mundo son los mejores países del mundo. Y su gente es la más bella del mundo, la más dulce, la que tiene más gracia, la más trabajadora, la más valiente, la más heroica.

No hay una nación mejor que otra. No hay una nación escogida.

La gente de una nación, las mujeres y los hombres, los niños y las niñas, son en general buenos y buenas. La gente es buena instintivamente. Creo que tenía razón Hölderlin cuando decía eso de que el hombre habita poéticamente el mundo. No solo por las grandes creaciones humanas, que son de enorme belleza y de inmenso mérito, sino porque ser amoroso con los demás, ser solidario con los demás, ser clemente con los demás, es en verdad una forma de habitar poéticamente la Tierra.

Sé que los seres humanos son capaces también de actos de maldad inconcebible. Sobre todo los hombres, los varones, aquellos con poder, o ambición voraz, o fobias e ideologías torvas, o vanidosos y ególatras, mendaces o cínicos. Pero son pocos. Son un puñado en el decurso copioso de la historia. Pero sí, es verdad, han causado mucho dolor y han degradado la esencia, el espíritu de lo humano.

En fin, digo estas bagatelas porque siento que de viejo quiero más a Colombia. Es un amor que ahora se amplía, se expande como un mar, sí, un mar interior de hipocampos y de plancton. Y que me hace estremecer. Ahora quiero a mi país con estremecimiento. Y creo que en general a todos y todas nos pasa eso cuando envejecemos. Sé que no he vivido una guerra mundial, no he visto a mi país ser bombardeado, no he vivido una dictadura, jamás he tenido que exiliarme, he tenido siempre el pan necesario, la libertad, el amor… pero, aun así, todos los países deben ser como una madre para la gente, para sus naciones. Con los brazos y los labios y el pecho y el olor de una madre.

Y estas cosas se ahondan en la vejez. Se hacen más diáfanas, más sensitivas, más luminosas. Podría, ahora, aquí, ya mismo, no volver a salir jamás de Colombia. Podría no volver a viajar jamás a otras comarcas. No tendría problema. Creo que ya lo dije alguna vez, pero vuelvo a decirlo, renuncio a todo eso sin problema. Pero no me quiten a Colombia. No me quiten la tierra caliente, ni el mar de verdad, ni la neblina, ni la canción de la gente, ni sus lágrimas, ni el aroma del pan, ni los “ángeles del humo de la sopa”. Eso sí no. No me quiten mis piernas para ir por mi país, ni el aire en los alveolos, ni las manos para tocar a Colombia.

Aquí está el pasaporte. Renuncio a él. Si el precio es no poder volver jamás, o perder una arboleda nuestra, un río poblado de pájaros y lavanderas, de hojas y libélulas. Aquí está el pasaporte, no tengo ningún problema en entregarlo.

Un fado de Amália Rodrigues, una estrofa de Lorca, un lila que espejea en el agua que pintara Claude Monet… sí, formas poéticas de habitar el mundo. Pero también una colombiana, como hay miles, que trabaja y ama y protege a sus hijos.

Gonzalo Mallarino Flórez

Por Gonzalo Mallarino Flórez

Escritor. Autor de varios libros de poesia y de ocho novelas, de las que hacen parte sus célebres Trilogía Bogotá y Trilogía de las Mujeres. Es frecuente colaborador de importantes periódicos y revistas
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Ruth(10800)28 de enero de 2024 - 05:18 a. m.
Solo la sensibilidad del poeta puede dejarle ver el entramado que nos sostiene a quienes queremos seguir habitando este país. Gracias por la fineza y delicadeza con que ha expresado lo que muchos de nosotros sentimos y compartimos con usted.
ROBERTO(97545)26 de enero de 2024 - 08:57 p. m.
Poético. Gracias
ANA(11609)25 de enero de 2024 - 10:29 p. m.
Hermoso escrito. Escrito con el alma, con las entrañas, con pasión y dulzura. Todo eso y más es nuestro país. Gracias por mostrarnos la cara más bella de nuestra patria.
José(91448)25 de enero de 2024 - 02:03 a. m.
Amar a Colombia es amar a los colombianos. Pero para muchos es muy difícil amar a los otros cuando fueron formados en el individualismo, en el "sálvese quien pueda" "es tu problema". Hay muchísimas razones para amar a esta tierra, y muchos lo haremos hasta la muerte, pero por la misma razón luchamos para que los males que heredamos de la politiquería liberal conservadora (la pobreza, la violencia y la corrupción) se acaben pronto.
Felipe(94028)25 de enero de 2024 - 01:48 a. m.
Trabajé 40 años en Europa y me pensioné pensando en morir en la casita comprada con tanto esfuerzo en mi pueblo valluno. Ya estoy de vuelta en Europa, por fortuna no había vendido mi pequeño y humilde apartamento junto al Mediterráneo. Definitivamente, Colombia es invivible con tanta inseguridad, suciedad, incivismo, bullaranga y motos.
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