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Yo creo que Petro ha gobernado mal y ha hecho gran daño a varios sectores sociales y económicos. Estoy aterrado por el tiempo que le queda de gobierno, el hombre es destructivo, desarma un balín. Donde pone las manos llegan el desastre y el caos. Y ahora ha decidido enredar las relaciones con Estados Unidos, dicen que pensando en las elecciones de 2026. Puede ser...
Uno puede tener reparos ante el nuevo gobierno de Estados Unidos, pero lo que están pidiendo parece razonable: que se extradite a un narcotraficante que el presidente Petro ha decidido proteger, y que no se realicen actos públicos que tengan la apariencia de estar haciendo una exaltación de la criminalidad. Ah, y también que, junto con las incautaciones, se trabaje en la erradicación de los cultivos de hoja de coca. Nada raro.
Y la amenaza es que, si Colombia no hace eso, nos van a descertificar. Y con la descertificación, obviamente, vienen males enormes: recortes a programas de ayuda –parece que del orden de 350 millones de dólares– y, posiblemente, mayores impuestos al café, a las flores y, en general, a los bienes que ellos nos compran. Fatal. Más desinversión, más desempleo, más pobreza. Con Estados Unidos no se puede pelear, eso es un error, ellos son muy poderosos y nosotros muy frágiles. Pero, además, como digo, ¡es que no están pidiendo nada del otro mundo! Piden lo que es esperable que pidan.
Ante eso, enfurecida, histérica, indignada, sintiéndose llamada a proteger al país “en un momento histórico”, salió corriendo la excanciller Marta Lucía Ramírez y redactó una carta dirigida al secretario de Estado Marco Rubio, y puso como signatarios a un grupo de personas prominentes y, palabras más palabras menos, dijo que ella y los firmantes, que eran la gente decente de este país, no se sentían representados por el presidente Petro y no concordaban con la manera en que conducía el Estado y las relaciones bilaterales con Estados Unidos.
¡Hágame el favor! ¿Qué tal la pifia?
¿No se siente representada? ¿No reconoce la autoridad y la legitimidad del presidente de la república? Ella, por ser tan decente, tan correcta, tan poseedora de la verdad y de los altos valores morales, ¿no se siente representada? En verdad, ¿quién se cree esta mujer? Yo creo que Petro, vuelvo y lo digo, ha gobernado con las patas, pero ¿quién se cree esta mujer? ¿Es que no sabe qué son el Estado y las relaciones internacionales? ¿No fue vicepresidenta y canciller? Esa carta es como decirle algo al señor Rubio en un almuerzo en un restaurante, o en una fiesta en un club. Es inane, no tiene ningún valor, no sirve para nada. Lo único que sirven son las relaciones diplomáticas, ejercidas por las autoridades legítimas del país. Nada más.
Uno de los mayores defectos de Petro es que es sectario y prisionero de odios y fobias. Uno de los mayores problemas de personas como Marta Lucía Ramírez, es que son sectarias y prisioneras de odios y fobias.
Así es. La misma vaina.