… oscuridad de la casa.
Sí, esa es mi percepción del presidente Petro en este momento. En el exterior, recibe reconocimiento y elogios, goza de prestigio, atiende toda clase de invitaciones. En el interior, en su propio país, no va bien, no va nada bien, no brilla para nada. “Luz de la calle, oscuridad de la casa”, decían nuestros mayores para referirse al que era un sol con los demás y un ruin con los suyos.
Su postura ante asuntos como el narcotráfico, sobre todo en lo referente a la protección del campesino cultivador de coca, o su postura ante la llamada transición energética y su defensa denodada de la selva amazónica despiertan la mayor admiración en foros internacionales. Incluso su postura frente al conflicto entre Israel y Palestina, en el que ha alzado la voz en defensa del pueblo palestino y la inminente masacre de la que iba a ser objeto por parte del Estado de Israel y su ejército, tiene eco en muchas otras naciones.
Yo pienso que cuando ocurrió el brutal y asesino ataque de Hamás, el presidente ha debido condolerse con el pueblo judío, pero miren si tenía razón en lo demás. Ya el ejército comandado por Netanyahu ha masacrado a más de 4.000 personas de la comunidad palestina, cientos de ellos niños. A ese señor habría que llevarlo ante los tribunales penales internacionales por ser responsable directo de crímenes de guerra. Pero ese es otro asunto, volvamos mejor a la “oscuridad de la casa”.
Sin la mala leche ideológica con que se le ataca con frecuencia en Colombia, hay que señalar objetivamente que hay problemas gravísimos que el presidente no soluciona y no parece enfrentar con acierto, con una mínima sindéresis. Y hay otros que simplemente los ha creado él mismo.
Gente entendida afirma que si bien la reforma laboral protege derechos justos de algunos trabajadores, no enfrenta el problema central de la informalidad y el altísimo desempleo. Que si bien la reforma a la salud busca llevar los servicios médicos a los territorios más lejanos, reventar a patadas a las EPS desarticula el sistema de aseguramiento que se ha logrado construir durante 30 años. Ya hay retrasos en el pago a los médicos y especialistas y se están empezando a cancelar cirugías y procedimientos médicos.
Es totalmente cierto que el sector eléctrico podría estar a punto de apagarse y es evidente que hay estancamiento económico y una inflación que no cede lo necesario. Es decir, estamos estancados pero con inflación, el infierno de los teóricos economistas. La extorsión ya se ha expandido a casi la totalidad de las actividades de la economía y los problemas de tierras y bloqueo de vías son casi consuetudinarios.
Si yo estuviera delante del presidente, le diría: deje de jugar a convertirte en la gran figura internacional y ocúpese de Colombia. Esa es su responsabilidad, su mandato político, su deber.
No más viajes, foros ni pendejadas. Mucho ojo, señor presidente, que el país se le está hundiendo.