En su faceta más mezquina y falaz –que por estos días tenía apaciguada o escondida–, el expresidente Uribe ha aprovechado el salvaje ataque del Eln a un pelotón del ejército en el Catatumbo para decir –palabras más o menos–, que el avance de la violencia en los territorios es culpa del acuerdo de La Habana. La ebullición de sus fobias y miserias personales, en plena acción.
Gracias al acuerdo de La Habana se desmovilizaron más de 13.000 combatientes de las Farc, que hoy estarían en armas, volando tuberías, secuestrando y asolando comunidades en los campos. Gracias al acuerdo de La Habana nacieron la Justicia Transicional (JEP), y la Comisión de la Verdad, entes institucionales que tarde o temprano traerán la paz y la convivencia. Ambas están concebidas para ponernos a salvo de mentiras y falacias como las de Álvaro Uribe, precisamente. Son los políticos como Álvaro Uribe los que perpetúan la violencia y llenan de miedo a los ciudadanos, pues en ese miedo, en ese terror, en esa confusión, está su fuerza y su éxito personal y político.
Frente a los 13.000 excombatientes que han cumplido su palabra a pesar de que les han asesinado a unos 370 de sus compañeros, consecuencia de que el Estado no ha implementado cabalmente el acuerdo, la historia tiene una cifra redonda para echársela a la cara a Álvaro Uribe: 6.402 muchachos asesinados por las fuerzas del Estado, bajo la filosofía y los métodos con los que él condujo al Ejército Nacional durante sus dos gobiernos ominosos.
Es estremecedor pensar que un político como Álvaro Uribe, que en ocho años no logró derrotar al narcotráfico ni traer la paz a Colombia, no haga un mínimo acto de contrición. Eso para no mencionar las cooperativas de defensa privada que él ayudó a crear hace 40 años y que derivaron en el paramilitarismo, otro factor de generación incesante de violencia. Por eso, en opinión de no pocos analistas y observadores, nadie como Álvaro Uribe es tan responsable de la expansión y promoción del paramilitarismo en nuestro país.
¿Qué tal eso, para explicar un par de cosas referentes a la violencia en nuestros territorios en las últimas décadas?
El dolor es inmenso. En el ataque murieron varios militares, entre ellos 7 adolescentes que prestaban su servicio militar. No han pasado cuatro meses desde los asesinatos de Buenos Aires, Cauca, también con niños totalmente expuestos, desprotegidos, víctimas de la chambonería militar, y ahora sucede esto. El presidente Petro es responsable, por la manera torpe en que ha conducido los asuntos de la seguridad nacional. El ministro de defensa es responsable directo. El comandante del ejército es responsable directo.
Sin dejar de señalar a los asesinos del Eln, por supuesto. ¿Qué lucha de reivindicación y de supuesta justicia social es esa? ¿Quién cree hoy en día en esa patraña, en esas ‘pastranas’?
Suspender ya los diálogos con el Eln, hasta que se comprometan a llevar la negociación sin atacar a las comunidades y al ejército. Si no, nada.