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Movilizaciones campesinas

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Gonzalo Mallarino Flórez
13 de septiembre de 2023 - 02:05 a. m.
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¡Pues claro que tienen justificación las movilizaciones campesinas que está promoviendo el Gobierno!

Acaso nadie, como el campesinado colombiano, ha sufrido históricamente de tanta violencia, de tanta injusticia, de tanto despojo y de tanto olvido. Yo veo con buenos ojos que se congreguen y se manifiesten. Sobre todo como parte del proceso político y social que representa la reforma agraria que está empeñado en hacer el Gobierno. Si en este país se hubiera repartido de manera justa y productiva la tierra, otro gallo nos hubiera cantado en materia de violencia en las regiones y los territorios.

O sea que esto no da espera. Hay que darle tierra al que la trabaja y lograr producir los alimentos que nos tenemos que comer. Importar lo menos posible y bregar a hacer agroindustria, para darles valor agregado a los bienes primarios. Con la tierra, el Estado tiene que entregar también vías, crédito, asistencia y mecanismos de comercialización. Y por esa vía llegarían la salud, la educación, la vivienda y la justicia social. Es el modelo de desarrollo de una nación, nada menos. ¡Es de bola-bola!

Y sin embargo, los ganaderos quieren deslegitimar las marchas campesinas. El presidente de Fedegán quiere obstaculizarlas y satanizarlas. Como si les tuviera miedo a los campesinos. O como si los despreciara, los aplazara, los marginara sistemáticamente. Si, como él afirma, los ganaderos están en disposición de vender la tierra que tienen congelada e improductiva hace años, si se las va a comprar el Estado a precio comercial… ¿a qué le tiene tanto miedo?, ¿por qué le dan terror las marchas campesinas?

¿No será que el señor Lafaurie y muchos de sus representados tienen rabo de paja? ¿No será que es verdad lo que se ha afirmado durante décadas y ya se empieza a conocer y a probar en los procesos judiciales, que muchos ganaderos se aliaron con los criminales y les robaron sus tierras a cientos de campesinos? Lo que se ha afirmado es que muchos de ellos y sus allegados y amigos, incluyendo importantes empresas, se aprovecharon de los asesinatos y los desplazamientos y el terror y la barbarie que desataron los paramilitares y ciertos agentes del Estado contra los campesinos para titularse a precio de “güevo” cientos y hasta miles de hectáreas. ¿Eso es lo que está pasando aquí? ¿Que el señor Lafaurie y muchos de sus representados tienen miedo de que los campesinos, en un acto histórico, los miren a la cara y les pidan cuentas por sus actos?

Pero si ya le ofrecimos al Gobierno más de setecientas mil hectáreas, dice el señor Lafaurie, ¡entréguenselas a los campesinos!, ¡no hay necesidad de marchas ni movilizaciones!

No, señor Lafaurie, está muy equivocado. La deuda histórica de los ganaderos con el campesinado colombiano no se paga con unas simples operaciones inmobiliarias. El país necesita más verdad y más reparación. Si no se ha enterado, por eso es que marchan los labriegos.

Gonzalo Mallarino Flórez

Por Gonzalo Mallarino Flórez

Escritor. Autor de varios libros de poesia y de ocho novelas, de las que hacen parte sus célebres Trilogía Bogotá y Trilogía de las Mujeres. Es frecuente colaborador de importantes periódicos y revistas
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