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Espero que Miguel Uribe conserve su vida y se reestablezca por completo. Mientras esto escribo, él sigue luchando.
No es correcto como han dicho algunas figuras de la política -para conseguir réditos electorales- que el responsable del intento de asesinarlo sea el presidente Petro.
La tarea que correspondía al Estado, la de protegerlo a través de un esquema se seguridad, no se hizo bien. El Estado falló en ese propósito, el propio Petro lo reconoció así. Pero de ahí a decir que el presidente es el responsable hay mucho trecho. Significa asegurar que se trata de un crimen de Estado, nada menos.
Aquí, ahora, no se puede afirmar eso. Es una temeridad. Los políticos que digan eso lo que buscan es réditos electorales, más que el esclarecimiento de los hechos o el afloramiento de los justos sentimientos de afecto y solidaridad hacia Miguel Uribe y su familia. Quien diga eso sin que existan pruebas está propagando el odio y la polarización.
Se ha dicho también que el atentado es resultado de ese clima de polarización y pugnacidad que existe en la vida política de estos días. Tampoco estoy seguro de eso. Nadie puede afirmar que si durante el Gobierno de Petro, y ahora que arranca la campaña electoral, no hubiera habido pugnacidad y polarización, el atentado no se hubiera producido.
Nadie puede asegurar eso. No digo que la pugnacidad y la agresividad en el debate político sean inanes, o deban ser toleradas o aceptadas, o que no tengan consecuencias lamentables, no digo eso. Piensen en un Álvaro Uribe, que ha sido el político más pugnaz, agresivo y violento de las últimas décadas en Colombia. ¿Cómo va a ser inane eso? Creo que en esos años es que surge la frase “el presidente me colgó una lápida al cuello con lo que acaba de decir”. Épocas de Álvaro Uribe, que resuenan hasta hoy, que tienen consecuencias hoy.
Lo que digo es que no veo una conexión directa, unívoca, entre la pugnacidad del debate político actual y este atentado. Este atentado no lo cometió un grupo de personas enardecidas por unos trinos. Aquí hay un asesino grande detrás, organizado y siniestro. Con o sin polarización, el atentado, posiblemente, hubiera ocurrido. Y lo más terrible, es que puede volver a ocurrir. Es un plan siniestro. Esto no es obra solamente de un joven sicario al que le ofrecieron tres pesos para asesinar a una persona que ni sabía quién era. No.
Este Gobierno ha permitido que se degrade el orden social en todo el territorio nacional. Su política de “paz total” lo que produjo fue el fortalecimiento y la expansión de todos los grupos de asesinos. Y claro que puede haber una relación, esta sí directa y unívoca, entre ese hecho y el atentado a Miguel Uribe. Así como hay una relación directa entre la “seguridad democrática” y el asesinato de más de 6.000 muchachos inocentes.
Petro tiene que responder por sus políticas de Estado. Pero eso no es lo mismo que decir que él es, personalmente, el responsable del atentado.

Por Gonzalo Mallarino Flórez
