¿Cómo puede ser que un pueblo que pasó por el infierno del Holocausto tenga un Estado como el que ha construido Netanyahu? ¿Un Estado deshumanizado, asesino, genocida? ¿Cómo puede ser?
¿Por qué el pueblo israelí lo permite? Cómo es posible que ese hombre degradado y falaz y criminal los represente. ¿Representa Netanyahu lo que es hoy en día el pueblo israelí? ¿Eso son en el presente los israelíes? Israel es Netanyahu?
¡No puede ser!
¿Por qué el pueblo israelí permite que Netanyahu siga asesinando niños y mujeres? ¡Ya van cerca de 60.000! ¿No les importa? ¿Están de acuerdo? ¿Se creen la mentira o les resulta cómodo pensar que el exterminio del pueblo gazatí -bajo la falacia de que su ejército está aniquilando a unos terroristas- les traerá seguridad y paz? ¡Claro que no! ¿Cómo se pueden creer esa mentira? ¿Es que están anestesiados? ¿Perdieron toda cordura, toda razón, toda sensatez?
¿Cómo no reaccionan? ¿Cómo no han metido a la cárcel a ese asesino que tienen como primer ministro? ¿Cómo no se ha alzado el pueblo israelí? ¡No puedo entenderlo! ¿Cómo no ha dado alaridos el pueblo israelí en defensa de la humanidad, de la vida, de los principios más elementales de verdad, de clemencia, de justicia? ¿Cómo? Con lo que han sufrido a lo largo y ancho de la historia, ¿cómo no se levantan? ¿Por qué están callados?
Lo primero que uno sabe instintivamente, en el corazón, es que están ante un peligro colosal. La venganza va a ser terrible. Miles y miles de israelíes pueden morir. Mañana, pasado mañana, el otro año, en un día horrible que está por venir, que llegará. El último gazatí que quede, con la boca llena de sangre y de tierra, mirando el cadáver de su madre, de su esposa, de sus hijos, de sus hermanos, comandará el vendaval estremecedor de una venganza sangrienta. Los gazatíes no solo no dejarán jamás su tierra, sino que jamás perdonarán, jamás olvidarán, jamás renunciarán a su venganza. Esa es justamente la serpiente de la violencia, la alimaña de la violencia, el alacrán de la violencia. Eso es lo que ha creado Netanyahu.
Tal vez nunca después de la Segunda Guerra Mundial y los campos de concentración y exterminio, estuvieron los israelíes ante un peligro mayor y más violencia y destrucción aguardándolos en el futuro, que ahora que han consentido que Netanyahu siga al frente de su nación. ¿Cómo no se dan cuenta de eso?
¿Por qué el pueblo israelí permitió que esto pasara? ¿Fueron descuidados? ¿Indolentes? ¿Ciegos? ¿Cínicos e igual de salvajes y deshumanizados que Netanyahu? ¿No recuerdan los campos de concentración y la violencia inconcebible ejercida sobre ellos? ¿Ya se les olvidó el Holocausto que padecieron sus mayores? Sus antepasados. ¿No tiene conciencia ni memoria el pueblo israelí?
¡No lo creo!
Pienso en los ancianos rabinos del pasado, en los viejos hombres de religión y sabiduría, en los sabios de la Torá y la Cábala. Deben de estar retorciéndose en sus tumbas.