Al presidente Petro le han dado duro por tratar de ganarse a los congresistas. Lo han acusado de corrupto, pero toda la vida el Congreso y el Ejecutivo han funcionado así. La mayoría de los congresistas no tramitan los proyectos de ley si el Gobierno nos les da algo a cambio. Si no les asigna, a través de ciertos mecanismos, recursos para proyectos que a ellos les interesan. Y les interesan porque están en sus regiones y porque los contratistas que los ejecutan son sus amigotes. Es un sistema viciado de arranque, de base.
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A muchos de sus antecesores les ha funcionado divinamente, pero al presidente Petro no. El hombre no da pie con bola. Ya se acaba su gobierno y no logró tramitar con éxito sus reformas. En alguna medida, además, algunos congresistas correctos y probos, las encuentran inviables y desacertadas.
Voces sensatas han señalado que la reforma laboral, por ejemplo, no reduce la informalidad y, en cambio, puede afectar el nivel de empleo cuando la economía del país apenas se está recuperando. Yo creo que pueden tener razón, pero creo también que hay elementos en la ley destinados a conseguir justicia para miles de trabajadores que están siendo maltratados o directamente explotados por sus patrones. Eso es un hecho.
En relación con la reforma a la salud, yo creo que los médicos de familia y la medicina preventiva son indispensables para lograr una población más sana y protegida. Y sí creo que algunas EPS han malgastado recursos y sus propietarios se han forrado a costa del Estado. Pero creo, como lo han dicho personas expertas, que el Estado está lejísimos de poder prescindir en este instante de las EPS como aseguradoras. Y me da terror que vastos sectores de la población queden de la noche a la mañana en la total indefensión.
En relación con la reforma pensional, que ya aprobó el Congreso, yo no sé si el Estado colombiano, que tantas veces es un circo y una cueva de ladrones, está en capacidad de manejar la plata de millones de aportantes al sistema y prescindir de los fondos privados, a los que tampoco veo con los mejores ojos. Sin embargo, yo sí apoyo medidas dirigidas a otorgarles una pensión a miles de viejos y viejas que no la tienen y que pasan hambre y necesidad.
En fin, es claro que era necesario transar con el Congreso y sacar adelante por lo menos una parte de cada proyecto de ley, que hubiera podido traer bienestar a grandes sectores de la población. Pero el presidente Petro no lo logró y en ese sentido su gobierno, el primer gobierno “progresista” de nuestra historia, va a fracasar dolorosamente.
Por último, tengo claro, también, que parte de ese fracaso no está asociado al Congreso. En cierta medida es verdad que “a Petro no lo dejaron gobernar”. Bastante de cierto hay en esa sentencia. El Establecimiento colombiano, muy reaccionario y retardatario, tiene parte de la responsabilidad de que el Gobierno de Gustavo Petro vaya a ser, en muchos ámbitos, un terrible fracaso.