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Tomar trago

Gonzalo Mallarino Flórez
21 de agosto de 2021 - 05:00 a. m.

Vi en estos días la película danesa Otra ronda y me pareció muy buena.

No es moralizante, no quiere ser edificante, no hay perorata. Es, a un tiempo, una exaltación y una vituperación del trago, las dos cosas. Muy bien escrita, muy bien actuada, la dirección de actores es magistral. El filme es acerca de la vida diaria de cuatro amigos, sin grandes circunstancias, sin visibles catástrofes. Y sin embargo…

Sin embargo, cuando la aventura alcohólica sale mal, cuando el trago logra meterse por las grietas de la psique, del alma, de la piel, trae angustia y desastre. Y no siempre se ve, no siempre se nota, muchas veces la persona que bebe con ansia lleva su dolor y su juego mortal muy adentro.

Alguna vez le oí decir a “Bambuco” Samper, fundador de Alcohólicos Anónimos en Colombia, que cada persona hace una carrera personal con el trago. Cada uno tiene su relación con el trago, sus hitos, o sus etapas o sus fondos. O su distancia o su indiferencia. Solo cada uno de nosotros lo sabe. Tiene sus tratos personales con eso.

He pensado en estas cosas a raíz de la película. La sociedad, la cultura, promueven el trago, lo celebran. Y nadie está muy inclinado a hablar de las angustias que puede producir en miles y miles de personas. Eso no tiene glamur, no es sexy, no es de triunfadores. Lo clave es cuánta gente va a beber hoy, cuánto van a gastar, cuánto pueden aguantar y prolongar la fiesta.

Mientras allá, en esa casa, en ese salón, están los que se reúnen para tratar de parar, de no beber más. Y dicen fervorosos la Oración de la Serenidad. Y se toman, solidarios, casi amorosos, de las manos. Y dicen, solo por hoy, solo por hoy, solo por hoy. Y muchas veces lo logran.

Así es. Pero hay también el lado celebratorio, expansivo, divertido del trago. La película lo refleja. Muchas veces el trago viene bien. Nos hace más brillante un momento, más vibrante, más alegre. O nos anestesia un poco. Hay miles de personas a las que el trago les cae bien, no les hace daño, no tienen las grietas que mencionamos antes. El trago ha estado en los usos y la cultura hace milenios. Muchas veces hace más deliciosa la comida, más emocionante la música y la poesía, más dulce el amor, más tibio el aire que respiramos. Recordemos, además, que los ceremoniales usando sustancias son antiquísimos en muchas culturas. Las fugas, los trances, las lustraciones...

En fin. Lo importante como comunidad, como sociedad, es bregar para que los menores no beban. Hay que asegurarse de eso. Es lo vital. Como con las drogas. Y tener respuestas desde el Estado. Ayuda de salubridad, apoyo, guía, asistencia, protección. Después, cada uno decide. Pero en el mundo de los adultos. Y sin satanismos ni cruzadas. Toda la discusión alejada del precepto, de los puritanismos.

Faltaría aquí, por supuesto, una reflexión sobre el alma colombiana y la relación frecuente del trago con nuestra la violencia. Pero ese es otro asunto.

Entre tanto, Otra ronda, buena película, véanla si se animan.

Gonzalo Mallarino Flórez

Por Gonzalo Mallarino Flórez

Escritor. Autor de varios libros de poesia y de ocho novelas, de las que hacen parte sus célebres Trilogía Bogotá y Trilogía de las Mujeres. Es frecuente colaborador de importantes periódicos y revistas

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luis(89686)21 de agosto de 2021 - 07:51 p. m.
El tema es serio y científico. El alcohol altera la conciencia unas veces positivamente y otras veces negativamente, eso depende del individuo e incide en el comportamiento individual, familiar o social. El alcoholismo es una enfermedad. A los proveedores de alcohol (las licoreras) les importa solo la ganancia.
UJUD(9371)21 de agosto de 2021 - 02:50 p. m.
Aquí el trago se volvió la forma de gobernar. O el Estado colombiano de qué vive ? Y quiénes nos han gobernado lo han hecho borrachos desde hace más de 200 años...
zeksalev(5755)21 de agosto de 2021 - 06:12 p. m.
Neftalí Reyes(86608)...Neftalí,......¿qué hacemos contigo, por qué no entiendes que es un comentario sobre una película , la "Otra ronda"? Y, por supuesto, que la referencia, a nuestro entorno socio-cultural, era inevitable. Recuerda al Vate: "...nunca pruebes, me dijo, del licor femenino, que es licor de mandrágoras y destila demencia; si lo bebes al punto morirá tu conciencia...."
Atenas(06773)21 de agosto de 2021 - 01:57 p. m.
De juzgar las bebidas espirituosas, líbranos, Señor. E incurrir en etéreos moralismos en tal senda es como pararse en cáscara de banano. Libar mandragoras q' destila demencia en ocasiones puede ser pecado veníal. ¡Y qué es preferible, un AA o un borracho con nombre! Y soy abstemio. En loca juventud me curé.
Francisco(82596)21 de agosto de 2021 - 01:57 p. m.
Buena la reflexión al pie de la película. El secreto es ser sincero con uno mismo y hacer caso al slogan de que hay que beber con moderación. Cada uno sabe su medida y no tiene por qué engañarse. Si se autoengaña, malo.
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