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Gonzalo Silva Rivas
23 de febrero de 2022 - 05:00 a. m.
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La feria turística que organiza la Asociación Colombiana de Agencias de Viajes y Turismo (Anato), y que se inaugura hoy en Bogotá, tiene un significado especial. Dentro del marco ensombrecido de una pandemia que nadie puede predecir de qué manera evolucionará en los próximos meses, si seguirá reproduciendo nuevas variantes o se volverá endémica, el evento representa la apuesta de este estratégico sector económico hacia su recuperación, tras de la fractura del tejido empresarial como consecuencia de los confinamientos y del cierre de fronteras.

El certamen es uno de los más relevantes del sector en América Latina y reúne, en esta cuadragésima primera versión, varios centenares de empresarios y autoridades oficiales, nacionales y extranjeras, dispuestos a no bajar los brazos y a continuar ofertando productos turísticos representativos de más de una veintena de destinos, para estimular el intercambio en el flujo de viajeros. Es esta la segunda versión que se realiza de manera presencial bajo el embate de la crisis sanitaria, ahora bajo la sombra del ómicron, pero las garantías de un entorno seguro, con riguroso protocolo de bioseguridad, están dadas, como sucedió el año pasado, para tranquilidad de expositores y compradores.

La importancia del encuentro no solo se mide con los beneficios que le irrigue a la industria de los viajes, sino a la misma economía del país, al tener en cuenta su capacidad para dinamizar negocios, atraer confianza y contribuir en la necesaria búsqueda de soluciones que permitan alivianar la actual recesión. La presidente ejecutiva de Anato, Paula Cortés, calcula que el evento podría generar 150 mil contactos comerciales, que en términos monetarios representarían cerca de USD90 millones al año.

Los empresarios del turismo han padecido con rigor las consecuencias de la pandemia, pues bien es cierto que fue la primera industria que cerró sus puertas y la última que las abrió. La prolongada crisis tiene debilitado su músculo financiero y gran parte del sector se encuentra endeudado y reducido en su capital humano. Con un horizonte, todavía, signado por la incertidumbre, el evento está llamado a marcar un punto de inflexión en momentos difíciles, propiciando el estímulo de la actividad comercial para acelerar la reactivación, en la búsqueda de un claro objetivo, como es el de alcanzar los niveles pre-pandémicos en el menor tiempo posible.

Aunque en muchos países, la pandemia ha pasado una costosa cuenta de cobro, podría decirse que en Colombia la actividad de todos los eslabones de cadena de valor turístico ha sido relativamente favorable, apuntalada por un trabajo articulado y comprometido, en el que ha participado el Gobierno Nacional, que a través del Fondo Nacional de Garantías ofreció créditos e incentivos que, pese a no llegar a la totalidad de empresarios, permitieron mantener a flote a numerosas empresas que agonizaban con sus saldos en rojo.

De acuerdo con los informes del Ministerio de Comercio, al cierre del año pasado, Colombia mostró cifras de crecimiento en el desarrollo de la actividad, incluso, por encima de otros países de la región, aunque la evolución no fue uniforme, pues en ciertas regiones del territorio nacional los indicadores continuaron siendo bajos. Empero, Gobierno y gremios se expresan optimistas, en espera de que en el transcurso de este año se mantenga un crecimiento sostenido y sin interrupciones sanitarias derivadas de la imposición de cuarentenas, restricciones y aislamientos sociales.

Durante 2021 las cifras presentadas, en términos generales, fueron esperanzadoras. A Colombia llegaron 1.982.000 visitantes no residentes, equivalentes al 43% de los recibidos en 2019, hasta ahora el mejor año en la historia del turismo en el país, y la golpeada ocupación hotelera registró dígitos cercanos al 55 por ciento. Por su parte, la generación de divisas, medida a través de la Balanza de Pagos del Banco de la República, bordeó USD2.457 millones en exportación de servicios de transporte y viajes, mientras que el PIB de alojamiento y servicios de comidas se acercó a $32,9 billones, semejante al 93% y el 98% del valor obtenido en 2019.

La industria de los viajes y el turismo en el país, en definitiva, cerró un año ciclotímico, pero viene recorriendo otro que pinta con mejorar la tónica y producir mayores dosis de confianza, pese a tener encima a la variante ómicron, que, pese a su rápida propagación, no ha generado la considerable afectación de sus antecesoras. Sin embargo, la perturbación sanitaria es una realidad y el sector tendrá que convivir con ella de manera responsable. Es posible que ómicron se aplane, pero, también, lo es que la variante Delta regrese o que surjan otras nuevas y más peligrosas.

En medio de la letal turbulencia sanitaria mundial, el sector turístico colombiano crece paso a paso, con cifras de reactivación que permiten ver una luz de esperanza en el horizonte cercano. Y el foro de los agentes de viajes puede servir de trampolín para afianzar la recuperación. Constituye un reto para seguir adelante, ganar el pulso a la pandemia y, sin tapabocas, dar un grito de victoria.

En campo ajeno. El ministro del Interior, Daniel Palacios, suele sorprender con sus permanentes bravuconadas. Ahora, acaba de enfilar baterías contra los prelados que denuncian que el 70 % de la población del Chocó está en riesgo, como lo ha planteado el propio defensor del Pueblo. El funcionario niega la profunda crisis social que afronta este departamento, cuyo olvido por parte del Estado ha sido histórico, y su sometimiento ante la corrupción política, las bandas criminales y las mafias de la minería pretende no ver.

gsilvarivas@gmail.com

Twitter: @gsilvar5

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Federico(56391)23 de febrero de 2022 - 03:26 p. m.
¿Será que en esas cifras de llegadas de viajeros no residentes están incluidos los millares de venezolanos que entraron a pie por la frontera y a los que mi presidente Duque los recibió con el pecho henchido?
Atenas(06773)23 de febrero de 2022 - 02:29 p. m.
El vital apoyo de este gbno a la industria del turismo, en el fragor de la pandemia, es digna de superlativo reconocimiento; y mal podría ser q’ , en tal conciencia, los lamentos válidos sobre la región chocoana no fuese de similar trascendencia. Ocurre sí q’, cuando estos clamores se agitan, hay en ello cierta pérfida virulencia de contagiar de desinformación y desorientación a la comunidad.
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