Después de capear el fuerte temporal de la pandemia, la industria de los cruceros sigue mostrando que es un importante valor añadido, no solo para el crecimiento del turismo sino para mejorarle los números a la economía. Previo a la crisis sanitaria generaba más de 1,3 millones de empleos directos en el mundo, transportaba 30 millones de pasajeros y movía US$160 mil millones, según un reciente informe de la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA).
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Después de capear el fuerte temporal de la pandemia, la industria de los cruceros sigue mostrando que es un importante valor añadido, no solo para el crecimiento del turismo sino para mejorarle los números a la economía. Previo a la crisis sanitaria generaba más de 1,3 millones de empleos directos en el mundo, transportaba 30 millones de pasajeros y movía US$160 mil millones, según un reciente informe de la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA).
Ahora, pese a permanecer anclado durante diez y seis meses, navega a muchos nudos de velocidad para desplazarse hacia su total reactivación, la esperada escala final de un proceso de normalización progresivo, que podría darse este mismo año, con una proyección de crecimiento superior al 12% para finales de 2026. Su frenazo en seco condujo a un desplome de pasajeros del 81% entre 2019 y 2020, encadenado a la pérdida de por lo menos la mitad de los empleos y a una caída del 59% en la contribución a la economía mundial.
Aunque un buen número de empresas quebró ante el fuerte oleaje sanitario, la mayor parte logró financiarse en los mercados internacionales, sin ayudas de los gobiernos, y con una navegación lenta y segura está dado una vuelta de tuerca de 180 grados para restablecer las cifras prepandémicas en todos los frentes. Hasta la fecha ha recuperado el 85% de la capacidad oceánica, sus barcos vuelven a colmarse de turistas, recobra millares de puestos de trabajo y se encuentra cerca de refrendar su papel dinamizador de la actividad turística.
Con la llegada, este mes, del primer par de buques a los puertos de Cartagena y Bahía Solano, de los que desembarcaron 3.600 personas, Colombia se alineó a la recién inaugurada temporada 2022-2023, que durará nueves meses, hasta junio venidero, y con la que el país espera, también, marcar ese paso decisivo en la transición hacia su consolidación como un destino preferente, no solo para desembarque sino para embarque de pasajeros, operación esta última que no se ofrece desde hace nueve años, y cuyo impacto multiplicador en las economías locales es notable.
Cartagena de Indias es nuestro puerto líder en materia de cruceros, reconocida en el circuito de la industria como uno de las ciudades de mayores atractivos en el Caribe, y donde resalta la confianza de empresarios y comerciantes porque esta sea la temporada del desquite, tras el atípico período anterior, sometido aún a la amenaza del COVID-19. Las autoridades proyectan la llegada de 630 mil pasajeros, muy por encima de los 80 mil recibidos hace un año, y 221% más que los registrados en el período 2019-2020.
La Heroica es el único puerto colombiano con capacidad para embarque de pasajeros y lo volverá a hacer, conforme al anuncio de la línea noruega, Royal Caribbean, de prestar este servicio a partir de diciembre de 2023. Entre tanto, para esta temporada, solo sumará 192 recaladas, con una docena de buques que pernoctarán en la ciudad, ampliando, así, la gama de las ofertas turísticas nativas. La proyección de ingresos para el período es prometedora: USD70 millones en divisas.
Los vientos cruceristas, también, soplarán por Santa Marta, donde arribará una decena de navíos, con 21 mil pasajeros a bordo, mientras que el archipiélago de San Andrés y Providencia, que estaba integrado al mercado, sigue fuera del portafolio, tras el paso devastador del huracán Iota, en 2020. ProColombia y FONTUR, por su parte, promueven nuevos destinos en el escenario internacional, el caso de localidades emergentes, como Sapzurro, el Cabo de La Vela, Capurganá y algunas más en el Golfo de Morrosquillo. Y en el Pacífico, donde Bahía Solano fue el primer puerto colombiano que le abrió las puertas a esta modalidad en 2014, Buenaventura y otros lugares de interés ecológico como Utría y Gorgona.
Aparte de los 4.171 kilómetros de línea costera con los que cuenta el país, en los que existen diversas opciones geográficas para integrar al mercado, el gobierno espera jugársela con un crucero fluvial por el río Magdalena, que habrá de estar alineado con la recuperación de la navegabilidad de la arteria fluvial y la preservación del ecosistema. De acuerdo con Procolombia, las compañías a cargo de este singular proyecto fijan para 2024 su entrada en funcionamiento.
La recuperación de la industria de los cruceros revitaliza las economías, no solo las locales sino la nacional. Según Business Research and Economic Advisor (BREA) el gasto promedio por pasajero oscila en USD122 y por tripulante en USD70, derrama que oxigena negocios encadenados a esta atividad, como guianza turística, transporte, comercio, joyería, artesanía, suvenires y vestuario. Es de destacar que en Colombia, del total de pasajeros que arriban al país, el 8,2 % lo hace a través de un crucero.
Esta modalidad turística, cuyos orígenes se remontan al comienzo de los años sesenta, coincidiendo con el fin de la era de los barcos transoceánicos, dejó de ser un pequeño apéndice de la industria de pasajeros para convertirse en un complejo y poderoso negocio, tal como ocurrió con su oferta de mercado. La, entonces, suntuosa propuesta vacacional, dirigida a una élite de privilegiados con alto poder adquisitivo, ha venido perdiendo ese tinte clasista y, poco a poco, va transformándose en un producto más popular, al alcance de distintos perfiles socioeconómicos.
Hoy en día lidera el camino de la sostenibilidad medioambiental y avanza hacia la neutralidad del carbono para 2050, con barcos propulsados por gas natural licuado y conectados a la red eléctrica. Su proceso de transformación, sustentado en el respeto al medio ambiente y en el impacto social, le facilitará, más temprano que tarde, colocar el turismo azul en la espumosa cresta de las olas de una industria que ha desarrollado resiliencia a prueba de tormentas, y que en estas épocas de guerra y turbulencia nos sigue ilusionando con su presencia en los mares, a través de los cruceros del amor.
En el sector. A partir del próximo lunes entra en vigencia el acuerdo de código compartido entre las aerolíneas Avianca e ITA Airways, que les permitirá a los pasajeros viajar entre Bogotá, Medellín y Cali hacia Roma, o viceversa, conectando a través de Londres o Miami, con un mismo boleto aéreo, en vuelos comercializados y operados conjuntamente por ambas empresas. La alianza facilitará a los viajeros acceder a una red de 125 rutas en 24 países de Europa y América Latina.