Durante los últimos años el turismo se ha convertido en uno de los sectores de mayor impacto en el desarrollo económico del Meta, donde registra un efecto multiplicador y dinamizador de varias actividades complementarias, que han incidido en el mejoramiento de las condiciones de vida de sus habitantes. Las especiales condiciones geográficas del departamento, en las que sobresale su riqueza natural, lo convierten en un particular atractivo para los viajeros, buena parte de ellos provenientes del exterior, sensibles ante esta clase de destinos.
La buena noticia del Gobierno Nacional de reabrir la vía al Llano las 24 horas del día, luego del inclemente calvario que sufrió su economía tras los prolongados cierres, total y parcial, de casi un semestre, le llega como un suspiro a su sector productivo, que ha venido sufriendo pérdidas superiores a los cincuenta mil millones de pesos diarios. Y se dio en un momento justo, por así decirlo eufemísticamente. Contribuyó a incentivar la celebración del Festival Llanero, uno de sus eventos más tradicionales, que albergó una generosa tajada de visitantes durante el pasado fin de semana.
Con el paso del tiempo el turismo en el Meta crece y se posiciona de manera gradual, midiéndole el pulso a la agricultura, la ganadería y la minería, la habitual base del desarrollo económico del departamento. El aumento de condominios habitacionales y turísticos tanto en Villavicencio como en muchas áreas rurales, en las que cada día se abren más fincas para el disfrute del ecoturismo y el agroturismo, lo hacen un destino novedoso y apetecido, favorecido por su buen clima y las mejoras viales de conectividad interna que facilitan los desplazamientos por la región.
Tras el acuerdo de paz con las Farc, el posconflicto le abrió un promisorio escenario a una vasta zona llanera, que era desconocida, incluso, por los mismos habitantes y en donde emerge un valioso potencial turístico. Maravillas, como el impresionante cañón del río Güejar o la Serranía de La Macarena, abren paso a un extenso ecosistema, uno de los refugios de vida silvestre más ricos y diversos del planeta. Abrazados por la Sierra, desfilan pintorescos municipios, como La Uribe, Mesetas y Lejanías, liberados de la acción de la violencia guerrillera. La Uribe fue el sitio escogido por las Farc para establecer el cuartel general de Casa Verde, inexpugnable santuario, desde donde se trazaron por décadas las políticas guerreristas del movimiento.
Hoy en día, el departamento cuenta con una actividad turística organizada, que genera empleo y oportunidades a comunidades campesinas, y a la que últimamente se han sumado pequeños emprendedores, provenientes de las bases guerrilleras desmovilizadas. El turismo se vislumbra hoy en día como la punta de lanza en la economía del Meta, donde buen trecho han avanzado autoridades públicas y empresarios para identificar propuestas y alternativas que permitan darle forma a su consolidación.
Villavicencio es el punto de partida para un viaje inolvidable hacia las profundidades de una región hermosa y variopinta. Desde la moderna capital, que combina el imperturbable ambiente de campo con el toque vanguardista de sus edificaciones, se desprenden excitantes travesías entre la naturaleza y la cotidianidad de sus gentes. Las rutas del Piedemonte, del Embrujo y del Amanecer Llanero, la de la Sierra de La Macarena y la de Caño Cristales, el río de los cinco colores, el más hermoso del mundo, constituyen una gama de posibilidades para disfrutar del entorno, los paisajes, el folclor y la cultura de los prodigiosos Llanos Orientales.
La relativa tranquilidad que se respira por sus rincones permite recorrer sus municipios más importantes -desde el piedemonte llanero hasta el apacible llano- todos con atractivos turísticos y buenas posibilidades de alojamiento y recreación, y solazarse con la flora y la fauna, con los humedales, los ríos y las cascadas, todo un inmenso territorio donde poco a poco se van borrando las huellas de las balas, las bombas y el terror.
La vía al Llano, que comunica a Villavicencio con el centro del país, es la ruta al crecimiento y al desarrollo del turismo en la región y aunque ha sido habilitada, aún tiene por solucionar ciertas afectaciones que la blinden definitivamente ante los constantes embates del invierno. Alrededor suyo, la industria de los viajes, desplomada por el largo cierre indefinido, podrá repotenciarse y reiniciar un soñado amanecer llanero, en donde –al cantar de Arnulfo Briceño- el azul del cielo se confunda con su suelo en la inmensa lejanía. ¡Ay, mi llanura!
Posdata. El Meta es el primer departamento ganadero y el principal productor de petróleo, de palma y de arroz. El turismo es un renglón clave en su economía, pero los impactos negativos de la vía condujeron a cierres de hoteles, alza de precios y disminución de turistas. En materia económica las pérdidas superaron los $2 billones, siendo el turismo un sector muy afectado.