Hace siete años se institucionalizó en el país la semana del receso escolar a través de un decreto presidencial cuestionado por distintos sectores de opinión que le endilgaron ciertos tintes de interés empresarial y no le rebajaron los términos de populista y arbitrario.
Con el transcurrir del tiempo, sin embargo, la controversia se enfrió, más no así el sector turístico que desde entonces se calienta al paso de una temporada tan álgida, como la de octubre, y disfruta de un incremento sostenible en el movimiento de viajeros.
La semana del receso escolar desató en su momento los cuestionamientos de padres de familia frente a las nuevas cargas que acarrearía acompañar a los hijos durante los cinco días laborales. Algunos pedagogos se unieron para advertir sobre eventuales impactos negativos en el proceso educativo de los jóvenes con la interrupción académica. Y en otros escenarios figuras públicas, como el actual ministro de Salud, Alejandro Gaviria, siendo analista de opinión, calificó el decreto de absurdo, injusto, abusivo y disparatado.
La medida, aprobada para avenir mayores espacios de acercamiento en familia, buscaba, claro está, estimular la práctica del turismo, y parece estar encajando en el andamiaje previsto. Desde que entró en vigencia, el incremento en los viajes durante la semana de receso promedia en un 12% anual, cifra que apunta a un ligero crecimiento para este año. Los sistemas de reservas aéreas han estado copados por estos días, y algunos hoteleros pronostican que la ocupación podría estar unos 15 puntos por encima de la base actual.
Las aerolíneas tomaron vuelo por anticipado y optaron por incrementar sus ofertas, apuntaladas por las buenas perspectivas y la curva positiva de la proyección. Avianca, por ejemplo, pondrá a disposición 155 vuelos adicionales y sumará 46.000 sillas para atender sus principales sitios de demanda; LAN incrementará sus frecuencias hacia Cali y la costa norte, y Viva Colombia puso la nariz de sus aviones olfateando hacia la misma dirección.
Varios destinos nacionales están vaticinando una jugosa tajada de huéspedes para esta corta temporada. De acuerdo con las cifras de negocios que mueven Despegar.com, la principal demanda de tiquetes se la están llevando -en orden de prioridades- Cartagena, Santa Marta, Bogotá, San Andrés y Barranquilla. Las alternativas internacionales tampoco se quedan atrás. Las preferencias de los viajeros se vuelcan hacia Miami, Buenos Aires, Nueva York, Orlando y Panamá. El perfil del turista de octubre guarda ciertas semejanzas con el de Semana Santa: combinación de viajes cortos y toque caribeño.
El tan criticado período de descanso estudiantil -que en la práctica este año empezará el sábado próximo y se extenderá hasta el domingo 12- poco a poco le coge el paso a esta industria que le genera al país más de un millón y medio de empleos directos al año; le produce divisas superiores a los US$3.200 millones, y participa del 2% del PIB. Desde hace siete años le sirve como medicina alternativa para aliviarle de los malos signos que le produce un mes lluvioso y de vacas flacas. Y, como era de esperarse, el turismo hace gala de alumno aventajado. En la semana del receso escolar es el único con buena nota.
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