Publicidad

Cómo aterrizarlas

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Gonzalo Silva Rivas
22 de junio de 2016 - 02:00 a. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

La nueva ley que suprime y reduce penalizaciones en los tiquetes aéreos nacionales bien podría convertirse en un arma de doble filo.

De la misma manera como irrigará beneficios a un sector de usuarios también puede generar efectos contrarios y estimular incrementos en las tarifas. Las aerolíneas evaluarán el impacto económico de la medida en sus contabilidades y seguramente lo trasladarán a los consumidores, amparadas por el sistema de libertad tarifaria que les rige.

Durante los dos años que duró el trámite del proyecto del representante Eduardo Crissien -ahora en espera de la sanción presidencial- se produjo en el Congreso un intenso lobby por parte de empresarios y funcionarios de la Aerocivil que arrojó sus resultados. Se aligeraron los alcances de la norma y se dejaron por fuera de la regulación los tiquetes de tarifa promocional y los de vuelos internacionales, porción apreciable de la torta de usuarios -algo más del 60%- que seguirá sometida a las sanciones vigentes. Igualmente, y acomodado a los razonamientos empresariales, se descartó eximir de multa los trámites de endoso y se fijó el plazo ampliado de 30 días para el reembolso de dineros en caso de retractación.

Las aerolíneas hablaron fuerte. Esgrimieron el argumento de que si no se moderaba el proyecto se afectaría su competitividad y deberían salir del mercado. En medio del aleteo lograron minimizar las pretensiones de la iniciativa. Dentro del sensible escenario de un sector como el de la aviación, cuya rentabilidad es poco generosa por causa de sus elevados costos operativos, administrativos y financieros que lo mantienen volando bastante cerca de su punto de equilibrio, hicieron rodar la advertencia de que cualquier cambio en las reglas de juego les generará valores asociados, y de su magnitud dependerá la suerte de las tarifas.

La ley, sin embargo, constituye un avance para los consumidores aéreos de vuelos nacionales, en cuanto les garantiza la protección de los derechos por parte del Estado, frente al rigor de cláusulas comerciales que rompen con el debido equilibrio en las relaciones contractuales entre usuarios y compañías de aviación. Hace exactamente un año la Aerocivil dio un primer paso para apretarle las tuercas a las empresas del ramo -acusadas de abusar de su posición dominante dentro del sistema de libre competencia-, al incluir con tímidos ajustes la figura del Derecho al Retracto en el Reglamento Aeronáutico; aumentar las sanciones por mal servicio y agilizar los procedimientos para interponer quejas y reclamaciones.

Las medidas puestas en marcha han resultado positivas y proyectan mejoras en los indicadores de servicio y cumplimiento. Para el último semestre de 2015, las compensaciones y otros pagos les representaron a las compañías cerca de $25 mil millones, en tanto que en el primer trimestre de este año alcanzaron la cifra de $12 mil millones, por concepto de sobreventas y vuelos demorados, anticipados o cancelados. Avianca, Fast y Lan Colombia acumularon juntas las mayores cargas pecuniarias, con desembolsos cercanos a los $11.740 millones.

Los usuarios aéreos tienen una clara desventaja frente a la casi totalidad de los consumidores colombianos, debido a que la regulación de este servicio se encuentra por fuera del alcance de la Superintendencia de Industria y Comercio, entidad que últimamente registra avances garantistas en estas materias. En 2012 la Ley General del Turismo le otorgó a la Aerocivil la potestad para resolver las quejas que se presenten en el sector, pero por la absurda condición de ser juez y parte, su capacidad regulatoria -permeada por la politización y la presión de los monopolios empresariales- no se traduce en modelo para la defensa de los derechos de los viajeros.

Ante la eventualidad de que la eliminación de las penalizaciones aprobadas por el Congreso para el cuarenta por ciento de los viajeros -que sin costos asumirán el derecho de retractarse y cambiar fecha e información en pasajes- precipite una oleada alcista, que literalmente ponga las tarifas aéreas por las nubes, podríamos decir –a vuelo de pájaro- que a nuestras flamantes líneas aéreas definitivamente no hay cómo aterrizarlas.

gsilvarivas@gmail.com

@Gsilvar5
 

Conoce más

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.