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Como una taza de café

Gonzalo Silva Rivas

24 de mayo de 2016 - 09:00 p. m.

No soplan buenos vientos sobre las empinadas y vistosas laderas del Paisaje Cultural Cafetero, declarado por la Unesco, hace tan solo cinco años, “Patrimonio de la Humanidad”. Los riesgos que amenazan este estratégico territorio turístico, conformado por 47 municipios, podrían llevarlo a perder el reconocimiento que lo proyecta ante el mundo como un modelo de riqueza cultural.

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Con su declaratoria, en junio de 2011, el organismo internacional exaltó el entorno cafetero de la región, asociándolo a factores económicos, sociales, culturales, geográficos, turísticos y paisajísticos, que en conjunto le imprimen la caracterización de una propuesta universal única. Dentro de los principales valores de referencia tomados en cuenta se destacaron el esfuerzo humano y la capacidad de asociación comunitaria, junto al conocimiento ancestral de la producción del grano y a la consolidación de un proceso de economía sostenible.

Pero el horizonte actual avizora pronósticos poco alentadores. Una sucesión de contingencias pone palos en la rueda a lo que debiera ser un auspicioso modelo de preservación y sustentabilidad. La lista de preocupaciones sobre el futuro de esta propuesta productiva resume complejos efectos generados por el calentamiento global que atenta contra los recursos naturales, el inadecuado manejo de las fuentes hídricas, la imparable y destructiva explotación minera, la deforestación, la contaminación y las debilidades en la sostenibilidad ambiental.

Sin embargo, el aspecto socio cultural empieza a pesar en la balanza y se convierte en un nuevo lastre. Enraizada a lo largo de varias generaciones, herederas del conocimiento ancestral de este cultivo artesanal, la unidad familiar y la disposición campesina parecen extinguirse y siembran interrogantes sobre el centenario patrimonio cafetero, con el que se tejen programas de acción colectiva generadores de dinámica económica.

La invasión de la tecnología de punta, junto a los bajos salarios para los recolectores, justificados por el encarecimiento de los insumos y el permanente vaivén en los precios del grano, promueve el deterioro de la mano de obra, conduce a la pérdida de la rutina agrícola tradicional y disminuye las áreas de cultivos, con consecuencias que se reflejan en golpes a la productividad. La alteración del escenario trastorna la vernácula tipología arquitectónica rural, impulsa la migración campesina y disgrega a las familias, en tanto que estimula una silenciosa renovación social de la que son protagonistas los inmigrantes citadinos. La transformación del paisaje y de la economía local prende alarmas sobre las políticas de conservación y preservación del territorio.

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De agotarse los criterios fundamentales que le permitieron a la región cafetera echarse al hombro la declaratoria de la Unesco –entre ellos su condición de asentamiento poblacional representativo de una cultura atávica, su modelo de acción colectiva como fuente de ingreso familiar, la práctica ancestral para producir café excelso y la conservación y el equilibrio entre tradición y tecnología para garantizar la calidad y la sostenibilidad-, el Paisaje Cultural podría entrar en cuenta regresiva.

Reorientar la visión de las políticas públicas y las acciones gremiales para asegurar la conservación del patrimonio, dándole nuevos aires al desarrollo integral del territorio con activa participación de las comunidades, deberá ser la respuesta nacional para ponerse al día con las exigencias de la Unesco para garantizar su salvaguardia. El próximo año la organización internacional monitoreará el cumplimiento a los mandatos que conlleva la declaratoria de “Patrimonio de la Humanidad”, y de su informe de conclusiones dependerá mantener el reconocimiento.

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Si los actores comprometidos en priorizar el apalancamiento del entorno logran cosechar un fruto sostenido y sustentable, la renovación del Paisaje Cultural Cafetero -y en consecuencia de su desarrollo turístico- habrá de caerle al país como una estimulante taza de café.

gsilvarivas@gmail.com

@gsilvar5
 

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