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Luego del largo período de inestabilidad política, social y económica y la pérdida de confianza que por estas tierras se vivió desde el inicio de los años 90 del siglo pasado, solo durante la última década del actual el país empezó a enderezar sus indicadores turísticos, y fue a mediados de la misma, a raíz de las negociaciones de paz con la guerrilla de las Farc, que comenzó a ocupar espacio como destino turístico en los catálogos internacionales.
Colombia pasó, entonces, de “ser uno de los lugares más peligrosos del planeta” a convertirse en “una nación al borde del descubrimiento”, como lo resumiera The New York Times. Incluso, para este 2020, el fallido año del turismo en el mundo, el país encabezaba la lista de los lugares que serían tendencia en el mercado internacional, según una investigación elaborada por la Asociación de Turoperadores de Estados Unidos (USTOA).
Desde aquellos momentos, con el cambio de percepción, el interés de los turistas en la oferta del país ha venido en aumento y, de paso, se han multiplicado los reconocimientos en el exterior por parte de entidades del sector y medios de comunicación, que lo han privilegiado como un destino de moda en el mundo. En meses recientes, publicaciones y sitios especializados, como Financial Times y Lonely Planet, recomendaban a los viajeros extranjeros visitar Colombia tras valorar sus posibilidades en materia de negocios, su variedad de culturas y paisajes y la dosis de confianza desprendida del incipiente proceso de paz.
Esa vigencia la sigue manteniendo, pese a la sequedad que ha traído para el turismo global la pandemia del coronavirus, como se acaba de confirmar con el reconocimiento de los World Travel Awards, los reconocidos “premios Óscar del turismo”. Colombia obtuvo el galardón mayor en 15 de sus categorías a nivel suramericano, un claro indicador de los niveles de fortaleza que proyecta esta industria en el mercado internacional y del buen augurio que se vislumbra para el futuro, a medida que la recuperación mundial se vaya abriendo campo.
El país fue declarado el mejor Destino Culinario y Destino LGBT, y seis ciudades fueron reconocidas por las condiciones de su oferta: Bogotá, como Destino de Viajes de Negocios; Medellín, Destino de Escapada Urbana; Barranquilla, Destino de Ciudad Cultural; Cali, Destino Turístico Emergente; San Andrés, Destino de Playa, y Cartagena repitió como Destino de Luna de Miel.
Colombia, incluso, está nominada en el mismo marco de los WTA como Destino Líder en el mundo, junto a países como Malasia, Sri Lanka, Brasil, India, Grecia, España y Chile, en la fase final de los premios de viaje, en la que participan los ganadores de todas las regiones y cuyo resultado, a conocerse el 27 de noviembre, se soporta en votaciones públicas y el acompañamiento de un jurado de expertos en una amplia gama de actividades asociadas con esta industria.
Al país, en consecuencia, se le sigue destacando su potencial como destino turístico internacional. Los diferentes reconocimientos recibidos deben ser un motivo adicional para conquistar nuevos espacios en el mercado y para que tanto autoridades como empresarios sumen mayores esfuerzos hacia el fortalecimiento de un sector tan relevante para la recuperación de la economía del país, en momentos tan adversos por los que atraviesa el planeta entero.
La dedicación y resiliencia de los actores de la cadena turística se ven reflejadas en estos premios que llegan desde el exterior, aunque falta, sin embargo, mucho por hacer para alcanzar los niveles de excelencia. Conservar el crecimiento y los merecimientos, de vuelta a la normalidad, dependerá de mantener una dinámica de avances para mejorar los distintos frentes que impactan la industria. Ello implica seguir trabajando en la ampliación de la infraestructura aeroportuaria, hotelera y de viajes; en la diversificación del producto; en la formalización del sector; en la capacitación de los prestadores de servicios turísticos; en el impulso de la tecnología y en la inversión en carreteras y en infraestructura básica regional.
Igual de importante será mantener y consolidar la percepción de seguridad que ha revaluado la imagen internacional del país en el mercado turístico. De ahí la necesidad de blindar el argumento de la paz como una herramienta estratégica para que el progreso de esta actividad no tenga límites.
Si el Gobierno se mantiene en su retórica de la paz, deslegitima la JEP y no enfrenta con decisión el avance de la criminalidad, reflejado en el empoderamiento de los grupos armados ilegales y la creciente ola de ataques a los líderes sociales —fervientes defensores del Acuerdo—, quedará latente la amenaza de hacer trizas este prometedor activo económico, hoy convertido en la segunda fuente de captación de divisas, después del negocio de los hidrocarburos y del petróleo, y seguramente el que viene para el país será el “Óscar” de la infamia.
Posdata. Otros ganadores de los World Travel Awards en la categoría denominada Colombia fueron ProColombia, como Agencia de Turismo Líder en la región; Aviatur; el aeropuerto Eldorado; el puerto de Cartagena y media docena de hoteles que prestan servicios con calificados estándares de calidad en Bogotá y otras grandes capitales, como Hilton, Decameron Aquarium, Cartagena Plaza, Intercontinental, On Vocation Amazon, San Fernando Plaza y Casa Pestagua.
