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Después del milagro de su resurrección en 2007, Avianca alcanzó a poner la casa en orden pero hoy paga costosa factura por los efectos de la compleja situación mundial.
La desaceleración de la economía regional y la impactante revaluación del dólar son los desafíos para el nuevo presidente de la compañía, el empresario Hernán Rincón Lema, quien deberá surcar un horizonte con amagos de turbulencias y ensombrecido por contratiempos de manejo interno, como la tensa relación laboral.
Tras su paso por el Tribunal de Quiebras del Distrito Sur, cuando estuvo moribunda, a punto de su liquidación, la centenaria aerolínea de bandera colombiana mejoró sus condiciones de salud y tomó una trayectoria de movimiento parabólico. No hace mucho tiempo, en 2013, subía hasta las exclusivas cumbres de Wall Street y registraba sugestivas utilidades. Sin embargo, en 2015, giró en descenso. Los ingresos operacionales tuvieron fuerte caída, cercana al 7%, no obstante la notable reducción de gastos —un 6% con respecto al año anterior—. Las pérdidas financieras, por su parte, ascendieron a US$140 millones, desencadenando un incierto panorama que se anunció desde el último trimestre de 2014, cuando estas reportaron US$252 millones.
Las acciones de la aerolínea han perdido su valor en cerca de 65%, comparado con los memorables momentos de principios de esta década, cuando se movía por los $5.300. Es evidente el temor que se advierte entre los fondos de NYC que compraron acciones durante su puesta en venta, hace cinco años. Su actual deuda en dólares es una de las mayores entre las empresas colombianas, incrementada por una devaluación del peso por encima del 60%. La amenaza de un nuevo concordato preventivo, semejante al que debió someterse hacia 2004, amaga con asomar otra vez sus narices por los lados de la emblemática multilínea.
La industria del transporte aéreo es sensible y competitiva, asediada por las costosas innovaciones tecnológicas y las apremiantes coyunturas económicas. En consecuencia, el nombramiento de Rincón Lema corresponde al estudio de un perfil encaminado a poner a volar la compañía bajo el mando de un curtido comandante de cuatro barras y una estrella en el campo empresarial. Un piloto acostumbrado a enfrentar los grandes retos y capaz de redireccionar la nave para mantener el nombre de Avianca en la posición de liderazgo que actualmente ocupa en la región.
Sus decisiones deberán tomarse a corto plazo, basadas en una estrategia integral que le permita adaptarse a sus condiciones financieras pero también a las exigentes tendencias de un mercado que en Latinoamérica siente efectos de contracción por la devaluación monetaria. Levantar los precios de la acción, minimizar las consecuencias nocivas del dólar y darle un hábil manejo a la deuda, serán parte de un primer paquete de políticas de gestión, que tendrá que complementarse con mejoras en conectividad aérea, incremento de la flota de última generación y el indispensable acercamiento laboral con los trabajadores.
Hace exactamente tres décadas, Hernán Rincón Gómez, padre del ahora presidente Rincón Lema, asumió los controles de Avianca, en uno de sus más oscuros momentos, cuando se centraba en el mercado nacional y transportaba cuatro millones de pasajeros al año. Aunque las condiciones de la época no facilitaban sacarla de la crisis, Rincón produjo un positivo revolcón en el servicio, que yacía hundido en precarios niveles de calidad. Ahora, convertida en un gran holding que moviliza casi 30 millones de pasajeros, le corresponderá a su descendiente maniobrar los timones para alejarla de las tempestades dentro de un escenario global, en el que reviven las señales de alerta.
El futuro de la compañía repite en las manos familiares de dos generaciones distintas y un solo Hernán Rincón. Oportunidad para demostrar —como reza el refrán— que hijo de tigre sale pintado.
gsilvarivas@gmail.com
@Gsilvar5
