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La holandesa

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Gonzalo Silva Rivas
13 de mayo de 2015 - 03:07 a. m.
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Mientras la Comisión Europea sigue evaluando trámites pendientes para la anunciada exención de visas a los ciudadanos colombianos, el gobierno holandés acaba de dar sus primeras puntadas para el ingreso de los turistas nacionales a su territorio.

Autorizó a las autoridades de Curazao y Sint Maarten -dos pequeñas islas caribeñas que integran el Reino de los Países Bajos- para que se exima de este requisito a los viajeros nacionales, y emprendan una nueva era en las relaciones económicas y comerciales con nuestro país.

El acceso sin visado a esta zona insular, donde reposan las Antillas Neerlandesas, ubicadas a poco más de una hora de vuelo de la costa colombiana, regirá a partir del primero de julio próximo, y le abre un amplio camino de oportunidades a las partes, tanto en materia de intercambio turístico como en la promoción y consolidación de acuerdos comerciales y en la captación de inversionistas.

Gobierno y empresarios curazoleños proyectan a Colombia como una versión mejorada de Brasil, lo consideran socio ideal para alternativas de negocios, dado su crecimiento económico, y lo perfilan como un atractivo mercado dentro de la región. La crisis que afronta Venezuela, uno de sus principales proveedores, obligado a imponer embargos a sus exportaciones, coloca en su punto de mira a buen número de productos nacionales, relacionados con sectores de verduras, frutas y pescados, cuya elevada demanda en la isla aumenta su interés comercial.

Los inversionistas cuentan con sugerentes ventajas para abrir negocios competitivos en áreas que trascienden el turismo, el acopio y las finanzas, y resultan amparados por una ley de permiso de residencia cuando su aporte de capitales supera los US$280.000. En el campo del libre comercio los exportadores tienen un amplio horizonte, con respaldo del sello holandés, carta de presentación que garantiza confianza y seguridad. Una de las posibilidades que allí se encuentran consiste en poder beneficiarse con la aplicación de procedimientos más expeditos para llegar hasta la Unión Europea, sin algunas de las limitantes que fija el Tratado de Libre Comercio suscrito por Colombia.

Por estos días una comisión comercial de este refugio antillano adelanta conversaciones con el gobierno y los empresarios colombianos para concretar acuerdos de entendimiento e impulsar negocios. Su sector hotelero, que configura una industria moderna y pujante, compuesta por 6.200 habitaciones turísticas y un apetecido nivel de ocupación del ochenta por ciento, lidera esfuerzos de promoción. En este terreno ya juega capital colombiano a través de la multinacional GHL, y se alista la presencia de los hoteles Decamerón para emprender nuevos proyectos de infraestructura.

Curazao es una isla fascinante, españolizada en el idioma, y con alto flujo turístico que sobrepasa el millón de visitantes al año y le produce divisas por encima de los US$500 millones. La industria sin chimeneas, alimentada por corrientes emisoras provenientes de Holanda, Venezuela, Estados Unidos, Alemania y Brasil, representa el 25% de su PIB. Colombia empieza a incursionar con diaria conectividad aérea, impulsada por Avianca, Copa e Insel Air, empresas que movilizan juntas mil pasajeros semanales, una cifra condicionada a la limitada oferta de sillas hasta ahora existente.

Visitar o invertir en este mágico territorio autónomo de los Países Bajos, donde se reúnen -en sus escasos 444 kilómetros cuadrados- maravillas naturales, playas de encanto, modernos hoteles, valioso patrimonio histórico y una pintoresca capital, Willemnstad, declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad, es una oportunidad que pinta con buen trazo. Más aún, cuando la nutrida presencia de residentes colombianos, que constituye cerca del diez por ciento de sus 150 mil habitantes, irradia sobre la isla –cual los textos de Gabo- el inconfundible olor de la guayaba, capaz hasta para proteger de enfermedades, como la holandesa.
gsilvarivas@gmail.com

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